lunes, 16 de febrero de 2015

el arte gótico



Catedral de Notre Dame de París.
Nos encontramos con una obra de arte arquitectónica, el exterior (concretamente la fachada) de la catedral de Notre Dame de París. Se trata pues de un edificio de carácter religioso. Su autor es desconocido, aunque sabemos que se comenzó a construir por iniciativa del obispo Mauricio de Sully en el último tercio del s. XII, terminándose siglo y medio después. El material empleado son sillares de piedra, y vidrio para las ventanas, y el estilo es gótico inicial.
Vemos la fachada en forma de “H” organizada horizontalmente en tres niveles y tres calles, estos de igual anchura. En el nivel inferior aparecen tres entradas separadas por pilastras, la central más alta y robusta que las otras dos. De izquierda a derecha son el portal de la Virgen, el portal del Juicio Final y el portal de Santa Ana. Las tres presentan un gran abocinamiento y arquivoltas ojivales (decoradas con figuras colocadas en la dirección del arco), y  sobre cada el parteluz aparece un tímpano muy adornado con los temas mencionados. Esta parte está separada del nivel central por un friso corrido con estatuas (la “galería de los reyes”) y sobre él un gran rosetón, situado a mayor altura que las ventanas geminadas apuntadas que se encuentran sobre las portadas laterales. Este nivel tiene una ligera barandilla de piedra. Sobre esta aparece una galería de finas columnas (“galería de las quimeras”) que sujetan arcos ojivales entrelazados que la separan del último nivel, donde aparecen dos torres iguales de 70 m de altura de un solo tramo, cada una con dos esbeltas ventanas ojivales abocinadas. El remate de ambas es horizontal, sin chapitel. Cuatro contrafuertes recorren verticalmente esta fachada. No lo vemos en la imagen, pero sabemos que el edificio tiene 5 naves y un crucero bastante centrado, alejado del presbiterio. Es una importante novedad la presencia de doble girola. Aunque en la fachada vemos elementos propios del gótico inicial (predominio de líneas horizontales, rosetón rehundido, predominio del muro sobre el vano, y contrafuertes prominentes), en el interior vemos altas bóvedas de crucería e impresionantes vidrieras. Esbeltos arbotantes flanquean los laterales y la cabecera, y una elevada flecha se levanta sobre el crucero.
La Catedral de Notre Dame será una de las más importantes de Francia. Está situada en el centro de París, en la isla de la Cité sobre una vieja iglesia merovingia. Vemos en ella lo más característico del gótico: ascensionalidad, luminosidad, amplitud, todo ello buscando la trascendencia celestial… Además es muy característica la utilización de grandes gárgolas para canalizar el agua de lluvia. Todas estas características del primer gótico, hacen que sea un edificio armonioso y equilibrado. El edificio ha sufrido numerosas restauraciones, siendo la más importante la realizada por Violet-le-Duc en el s. XIX, que incluyó el aislamiento del templo, retirando todas las construcciones que tenía adosadas.
El estilo gótico se desarrolla en Europa entre los s. XII y XV, se trata de un arte ligado al renacer urbano y a la nueva sensibilidad burguesa. Durante esta etapa se produce una mejora de la economía y aparece la burguesía como nueva clase social. En política la monarquía recuperará su poder frente a la nobleza, y además se reforman las órdenes religiosas surgiendo las órdenes mendicantes (franciscanos) y de predicadores (dominicos) cuya acción se desarrollará fundamentalmente en las ciudades.
Debemos destacar que el gótico surge en el norte de Francia, donde encontramos uno de los primeros edificios (la Abadía de Saint-Denis iniciada por el Abad Suger), donde encontramos ya el uso de vidrieras, y la girola cubierta con bóvedas de crucería gótica. Este edificio ejercerá una fuerte influencia en el resto de Europa.


Sainte-Chapelle

Se trata del interior de una obra de arquitectura religiosa, de estilo gótico, construida entre 1241-48, en el centro de París. Su autor es Pierre de Montreuil, que también trabajó en las catedrales de Notre Dame y en la de Reims.
Lo que vemos es el nivel superior, la parte más espectacular, debido a la sustitución de los muros por enormes ventanales de vidrieras. Es una sola nave de 20 m. de altura con bóvedas de crucería, decoradas en azul intenso con estrellas doradas en alusión al universo, cuyos nervios desvían el peso hacia los baquetones que lo trasladan  en sentido vertical, liberando a los muros de su función de carga. Para sostener las bóvedas y poder eliminar el muro el arquitecto no usa arbotantes, sino que estos son sustituidos por sólidos contrafuertes que descargan el empuje de los nervios de las bóvedas de crucería, y por tanto el espacio entre ellos queda libre de función sustentante y se pueden instalar grandes ventanales con vitrales.
Éstos, de más de 15 m. de alto, están divididos en cuatro ojivas, encima de las cuales hay un rosetón hexalobulado y 2 cuatrilóbulos. Las ventanas del ábside, algo más bajas y la mitad de anchas, sólo tienen dos ojivas y 3 trilóbulos. Para reforzar la estructura, se distribuyeron tirantes metálicos que atraviesan los pilares y que se disimulan coincidiendo con el emplomado de las vidrieras. Estas constituyen un conjunto homogéneo; los colores dominantes son el azul, el rojo y el amarillo que dan, a la capilla, un colorido muy característico. Las vidrieras reproducen escenas del Antiguo Testamento así como historias de las reliquias de la Pasión. El derrame de los ventanales se apoya sobre una sucesión arcos trilobulados decorados en Dorado y azul. Junto a cada pilar vemos esculturas de los apóstoles cubiertas con un doselete dorado.
El nivel inferior es una planta salón, dedicada a la Virgen, con aspecto de cripta cuyas numerosas columnas sostienen el piso superior, la capilla propiamente dicha.
Concebida como un joyero destinado a contener reliquias debía servir, también, como capilla real construida dentro del mismo palacio. Se superponen en ella dos capillas, la inferior para la gente común, y la superior para la corte del rey, como era costumbre en las construcciones de los palacios reales de la Edad Media. En principio, no se podía acceder a la capilla alta más que por medio de las galerías superiores del palacio, ya que no se contempló la construcción de una escalera exterior. Ubicada en el recinto del viejo palacio real (actualmente transformado en La Conciergerie, que rodea el edificio), el rey accedía directamente por un corredor elevado a la capilla superior.
El edificio ha sufrido varias vicisitudes (incendios, inundaciones, saqueos…), de manera que sólo 2/3 de las vidrieras actuales son originales. El edificio fue secularizado, y restaurado bajo la dirección de Violet-le-Duc, que también trabajó en la restauración de Chartes y Notre Dame. La aguja es del s. XIX.
Esta obra ejemplifica como pocas el nuevo espíritu gótico marcado por la luz y la elevación en un intento de materializar en piedra la Jerusalén Celestial. El arte gótico, que es un arte típicamente burgués y ciudadano, responde a una nueva espiritualidad en el Occidente europeo, más apegada y asentada en la realidad, por lo que nos encontramos con una arquitectura más compleja y una plástica más naturalista, más ciudadana. Por eso vemos un modelo de templo amplio, altísimo, espacioso y luminoso, producto de los nuevos elementos constructivos, tales como la bóveda de crucería y el arco ojival.


CATEDRAL DE BURGOS

PRESENTACIÓN:
Fachada de la Catedral de Burgos, cuyo arquitecto fue el maestro francés Enrique (que también trabajo en la Catedral de León), y tras su muerte le sucedió Juan Pérez. Juan de colonia realizó las agujas de las torres. Es un templo, por lo tanto un edificio de carácter religioso. Por su estilo y cronología (se inicia en 1221) podemos encuadrarlo en el arte gótico español.
ANÁLISIS:
En el exterior, la fachada o hastial sigue el esquema de las iglesias francesas con tres cuerpos horizontales y tres calles verticales, con abundante decoración de hornacinas y esculturas que recuerdan a Notre Dame de París o a Reims. Vemos tres portadas apuntadas y abocinadas, la central más alta que las otras, cuyas puertas y tímpanos no son los originales, sino de época neoclásica. En el segundo tramo, encontramos un rosetón enmarcado en un arco apuntado y sobre las portadas de los lados, sendas ventanas geminadas. En el tercer tramo se encuentran, en el centro, dos arcos calados con tres cudrilóbulos cada uno, y columnillas entre las que se hallan imágenes de los ocho reyes de Castilla y León,  en un claro intento por vincular la religión a la monarquía, y en los laterales, dos ventanas apuntadas y geminadas. Los tramos están separados por pequeñas cornisas, y las calles, desde el segundo tramo, por salientes o contrafuertes. Sobre los remates de los contrafuertes, donde comienza un cuarto nivel, vemos esbeltos pináculos. Este cuarto nivel corresponde ya a las torres, semejante al inferior, y sobre ellas unas agujas bellamente caladas. El material constructivo es piedra caliza extraída de las canteras del cercano pueblo de Hontoria de la Cantera.
La planta de la catedral es de cruz latina con tres naves de seis tramos. El transepto, muy  marcado en planta, es de una sola nave. La cabecera es profunda y está dotada de girola con capillas absidiales. Al interior, y siguiendo el modelo francés, el muro de la nave central está dividido en tres alturas: los arcos formeros, el triforio ciego y, por último, grandes ventanales apuntados, que permiten la penetración de la luz en el interior  de este magnífico edificio. La luminosidad se ve reforzada por el rosetón de los pies y el situado en el brazo meridional del crucero. Toda esta estructura está cubierta con bóvedas de crucería de una gran simplicidad.
COMENTARIO: 
Esta catedral tuvo importantísimos añadidos en los siglos XV y XVI: las agujas caladas de las dos torres de la fachada principal, de influencia germánica, obra de Juan de Colonia (siglo XV). También en esta época se hacen el cimborrio sobre el crucero y la famosa Capilla del Condestable, panteón del condestable de Castilla Pedro Fernández Velasco. Las obras se le encargaron a Simón de Colonia. En el centro de la capilla se encuentran sendos sepulcros bajo una increíble bóveda estrellada que se considera una de las realizaciones más interesantes de nuestra arqui­tectura gótica y en las que es posible percibir una cierta influencia musulmana.
También destacan en la Catedral de Burgos las magníficas portadas escultóricas, de las mejores existentes en nuestro país. Así, tenemos La puerta del Sarmental, con temas como el Pantocrátor y los Evangelistas. También la Puerta de la Coronería o de los Apóstoles con el tema del Juicio Final.  
 El arte gótico, que es un arte típicamente burgués y ciudadano, supone el final del feudalismo y la renovación del mundo urbano y del mundo del comercio y los talleres artesanales. El gótico responde a una nueva espiritualidad en el Occidente europeo, más concreta y menos abstracta que la románica, más apegada y asentada en la realidad, por lo que nos encontramos con una arquitectura más compleja y una plástica más naturalista, más ciudadana. La arquitectura sigue siendo esencialmente religiosa y el edificio más importante es la catedral, que se levanta en el centro de la ciudad y en cuyo entorno se organiza la vida ciudadana. Ahora nos encontramos ante un templo amplio, altísimo, espacioso y luminoso, producto de los nuevos elementos constructivos, tales como la bóveda de crucería y el arco ojival.

PLANTA E INTERIOR DE LA CATEDRAL DE TOLEDO

 

Se trata de la planta de un edificio, una obra arquitectónica de carácter religioso, pues se trata de la catedral de Toledo, construida a partir de 1227. Es de época y estilo gótico castellano. Los arquitectos fueron el Maestro Martín y después Petrus Petri (éste enterrado en la catedral). El promotor de la obra fue el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada.
Vemos una planta basilical de 5 naves y doble girola. La nave central es la más ancha, pero observamos a anomalía de que las naves más exteriores son más anchas que las interiores. Tiene 7 tramos longitudinales, un crucero que no sobresale de la planta y tras otro tramo, se encuentra el altar mayor, de planta semicircular. En planta se observa las bóvedas de crucería simple que cubre todas las naves y tramos, salvo en la cabecera, donde se alternan, en cada una de las girolas las bóvedas de crucería rectangulares con otros curiosos tramos triangulares de tan sólo tres nervios. La cabecera termina en 15 pequeñas capillas alternativamente más grandes y más pequeñas; las grandes se corresponden con los tramos rectangulares (más anchos) y las pequeñas con los triangulares (más estrechos).
En el interior, vemos que se trata de un templo de grandes dimensiones. Destaca el sistema de soportes interiores, anchos pilares fasciculados de sección cilíndrica con columnas adosadas. Estos robustos pilares le dan un aspecto más pesado que las coetáneas francesas. También es de menor altura que las francesas. También vemos un coro junto al crucero, que ocupa por completo dos tramos de la nave principal, como también ocurre en otras catedrales góticas españoles.  El coro era el lugar donde el clero asistía a los oficios religiosos, separados de los seglares. La sillería, con casi 150 sitiales, los relieves del trascoro y la reja son obras de gran calidad, de diversos autores, entre ellos Mateo Alemán y Alonso Berruguete. Además observamos el triforio del transepto, con arquillos lobulados sostenidos por columnillas geminadas de mármol (quizá procedentes de la antigua mezquita sobre cuyo solar se construye el edificio), y sobre ellos los amplios ventanales con vidrieras que iluminan las naves. Por último, apreciamos en la fotografía la excelente calidad de la piedra caliza de color blanco empleada en la construcción, procedente del cercano pueblo de Olihuelas.
  La catedral de Toledo se basará en las francesas de Notre dame de París y en la de Bourges, aunque es de menor altura que las francesas. El Papa concede al arzobispo de Toledo una bula en la que se establecía que podía destinar un tercio de las rentas de todas las iglesias de la diócesis durante cinco años para las obras de la catedral.
El arzobispo y los arquitectos conocían a la perfección la arquitectura gótica francesa. El primer maestro -Martín- se ocupó del inicio de la girola. Luego Petrus Petri le releva ocupándose de las partes altas de la girola. Durante el siglo XIV se avanza en la construcción de las naves (pero ya sin triforio) y se realizan las portadas. A partir de 1389 se inicia el claustro.  Las últimas fases de la construcción de la catedral corresponden a un estilo gótico flamígero traído por Hanequín de Bruselas (finales del XV). El presbiterio fue agrandado a principios del s. XVI bajo las órdenes del Cardenal Cisneros, para colocar el gran retablo que vemos en la imagen Por último, no puede dejar de citarse el impresionante Transparente de estilo barroco de la primera mitad del siglo XVIII, obra de Narciso Tomé, un gran hueco abierto en la estructura superior de la girola por el que entra la luz que ilumina al trasparente de detrás del altar mayor que a su vez tiene un óculo por el que entra la luz al presbiterio, al sagrario. (Imitación del transparente de san Pedro de Roma).
El arte gótico, que es un arte típicamente burgués y ciudadano, supone el final del feudalismo y la renovación del mundo urbano y del mundo del comercio y los talleres artesanales. El gótico responde a una nueva espiritualidad en el Occidente europeo, más concreta y menos abstracta que la románica, más apegada y asentada en la realidad, por lo que nos encontramos con una arquitectura más compleja y una plástica más naturalista, más ciudadana. La arquitectura sigue siendo esencialmente religiosa y el edificio más importante es la catedral, que se levanta en el centro de la ciudad y en cuyo entorno se organiza la vida ciudadana. Ahora nos encontramos ante un templo amplio, altísimo, espacioso y luminoso, producto de los nuevos elementos constructivos, tales como la bóveda de crucería y el arco ojival.
CATEDRAL DE PALMA DE MALLORCA

La imagen presenta una vista exterior y lateral de una obra de arte arquitectónica, concretamente la Catedral de Palma de Mallorca, que comenzó a construirse en 1229 aunque se terminó a mediados del s. XIV. Los principales arquitectos fueron Jaume Fabra y Guillem Sagrera. Es por tanto de estilo gótico levantino. El material empleado es piedra caliza.
El edificio es muy grande, pues ocupa el solar de la antigua mezquita, con 121 por 55 m. Se caracteriza por no seguir los modelos clásicos franceses, sino por usar una planta de salón (no parece haber mucha diferencia de altura entre las naves, de manera que el espectador parece encontrarse en un espacio único) con tres naves sin girola ni crucero. Podemos ver que tiene ocho tramos, y el quinto desde la cabecera (que se corresponde con las puertas laterales) es unos metros más ancho. Tiene tres capillas paralelas en la cabecera y numerosas capillas laterales entre los contrafuertes. Precisamente, son los contrafuertes de doble arcada (esto lo aleja del gótico aragonés y lo acerca más a los modelos franceses) lo más destacado de la imagen: su tamaño, altura y sobre todo gran anchura se debe a que tienen que sujetar una estructura muy alta (44 m) y por lo tanto pesada. La profundidad de los contrafuertes permite la existencia entre ellos de amplias capillas laterales entre contrafuerte y contrafuerte. También se aprecia (aunque no mucho) en la imagen las esbeltas ventanas que iluminan estas capillas. A media altura, entre contrafuerte y contrafuerte, vemos otros dos estribos más bajos coronados por pináculos, cuya función es reforzar el muro en su parte más baja. Todo ello permite una rara combinación de maciza pesadez (acentuada por las abundantes molduras horizontales) y verticalidad por el gran número de contrafuertes y pináculos.
En la imagen también vemos el enorme rosetón de casi 14 m de diámetro (llamado por su tamaño “el ojo del gótico”) decorado con tracería que dibuja una enorme estrella de 6 puntas (la estrella de David), que junto con las ventanas del enorme claristorio que aprovecha la diferencia de altura entre las naves y otros rosetones (dos de ellos a los lados del grande, y otro situado en los pies de la iglesia) iluminan suficientemente el edificio, sin que la fuerte luz mediterránea llegue a molestar debido a la altura en la que se sitúan las vidrieras más grandes.
En cuanto a los portales, la puerta principal no se encuentra a sus pies, sino en su fachada sur: el Portal del Mirador, llamado así porque se encuentra en la fachada que mira al mar. Se trata de un amplio porche con bóveda (que no abocinamiento) ojival, decorado al exterior con una moldura conopial con florones. En el interior, aunque no se aprecia en la imagen, encontramos un relieve con el tema de la Última Cena, lo cual es extraño en una portada, donde son frecuentes temas del Antiguo Testamento o de la Pasión.
La cabecera, que se ve bien en la fotografía, es una modificación posterior, pues sabemos que originalmente las tres naves terminaban en muros rectos.
Por último, hacer notar que la escasez decorativa tanto del exterior como del interior sí es típica del gótico levantino.
Esta catedral es una de las obras cumbre del gótico levantino. Los autores también trabajaron en la catedral de Barcelona y en la Lonja de la misma ciudad de palma, (también con planta-salón), la cual sirvió de modelo para la Lonja de Valencia, algo posterior. En el interior, la sensación de espacio diáfano y a la vez camino es uno de los mejores conseguidos de todo el gótico. Los estrechos pilares octogonales que sostienen sencillas bóvedas de crucería parecen desvanecerse en tan amplio espacio, con una enorme sobriedad decorativa. La (relativamente) escasa diferencia de altura entre las naves hace que nos parezca estar en un gran salón. El edificio ha sufrido varias modificaciones, y las últimas (diseñadas por Gaudí) han intentado, dentro de lo posible, dejarlo como estaba originalmente.
Emblema de la ciudad de Palma de Mallorca, la catedral es el símbolo del auge de la ciudad a finales de la edad media, enmarcado en medio de la expansión del comercio aragonés por el Mediterráneo, que desembocó en el ámbito religioso, en una nueva espiritualidad que se traduciría, arquitectónicamente hablando, en un estilo que acerca el Cielo a la Tierra, humanizando a Dios y engrandeciendo los logros humanos.
SANTA MARÍA DEL MAR
La imagen que vemos corresponde a una obra de arte arquitectónica, concretamente una iglesia, conocida como Santa María del Mar. Se encuentra en Barcelona, y se construyó en pleno s. XIV, entre 1329-83, siendo por tanto de estilo gótico levantino. Los arquitectos fueron Berenguer de Montagut (diseñador principal) y Ramón Despuig. El material empleado es piedra caliza.
Visto desde el exterior el edificio presenta un aspecto macizo y robusto, que no transmite la ascensionalidad que encontraremos en el interior. El predominio es de las líneas horizontales y de las secciones de pared sin grandes aberturas ni decoraciones es absoluto. Continuamente se subraya la horizontalidad, marcándola con molduras, cornisas y superficies planas, como si se quisiera evitar una excesiva sensación de altura (a pesar de ser, en realidad, un edificio bastante alto). Globalmente el edificio forma un bloque compacto, sin secciones de pared en diferentes profundidades (salvo las correspondientes a las naves) típicos del gótico europeo. Esto permite que la iluminación sea siempre muy plana, alejada de los juegos de luces y sombras que se pueden producir en otras iglesias.
La fachada principal queda enmarcada por las dos torres octogonales (forma que se repetirá en las columnas del interior) y los dos poderosos contrafuertes que enmarcan un gran rosetón y transmiten la amplitud de la bóveda interior. Horizontalmente podemos ver dos tramos, claramente diferenciados por las molduras y las galerías, mientras que en las torres la horizontalidad queda subrayada, una vez más, por las galerías en lugar de pináculos o agujas. El tramo inferior queda centrado por el pórtico y el superior por el rosetón, con los dos ventanales que lo acompañan entre los contrafuertes y las torres.
La austeridad general es aún más manifiesta en los laterales, formados por una pared plana sin decoración que cierra el espacio entre los contrafuertes (sin arbotantes) y permite la presencia de capillas interiores. No se aprecia transepto ni crucero. Horizontalmente se marcan con claridad tres pisos. En el inferior, correspondiente a las capillas laterales, se abren estrechos ventanales, relativamente pequeños, que ritman la pared y corresponden cada uno a una capilla interior y cada tres al espacio entre los contrafuertes. En los laterales se abren también dos puertas: la puerta de Sombrereros y la de las Moreras. Posteriormente se abrió una nueva puerta en el ábside: la puerta del Borne.
Correspondiéndose con lo que vemos por fuera, en el interior encontramos tres naves y girola de tramos trapezoidales, aunque no hay mucha diferencia de altura (apenas 1/8) entre la principal y las laterales, de manera que queda una planta-salón, que parece un único espacio, debido a que no se aprecia mucho la disposición en naves debido a, como hemos dicho, la poca diferencia de altura entre las naves. A ello también contribuye la separación de los pilares (tramos cuadrados de 15 m con bóveda de crucería simple). La decoración, igual que al exterior, es muy escasa.
Curiosamente, esta obra fue promovida por los feligreses de la zona del puerto (de ahí su nombre), únicos responsables materiales del templo, ya que ellos fueron quienes la sufragaron, bien con su dinero o bien con su trabajo. Este hecho contrasta con la construcción de la catedral, que estaba asociada a la monarquía, a la nobleza y al alto clero.
El arte gótico, que es un arte típicamente burgués y ciudadano, supone el final del románico y la renovación del mundo urbano y del mundo del comercio y los talleres artesanales. El gótico responde a una nueva espiritualidad en el Occidente europeo, más concreta y menos abstracta que la románica, más apegada y asentada en la realidad, por lo que nos encontramos con una arquitectura más compleja y una plástica más naturalista, más ciudadana. La arquitectura sigue siendo esencialmente religiosa y los edificios más importantes son religiosos, aunque tampoco faltan edificios civiles, en cuyo entorno se organiza la vida ciudadana. Ahora nos encontramos ante un templo amplio, altísimo, espacioso y luminoso, producto de los nuevos elementos constructivos, tales como la bóveda de crucería y el arco ojival.
Este templo es el protagonista del libro “la Catedral del Mar”, novela histórica que narra las vicisitudes de su construcción, y que ha acercado al gran público el mundo de la baja Edad Media en Barcelona.


LONJA DE VALENCIA
La Lonja de la Seda de Valencia o Lonja de los Mercaderes es una obra arquitectónica  de carácter civil, situada en el centro histórico de la ciudad de Valencia (España).  Fue construida entre 1482 y 1548, y su primer constructor fue Pere Compte entre los años 1483 y 1498. El material utilizado es piedra caliza.
Lo que vemos en la imagen es una de las partes del edificio, conocido como Salón Columnario o Sala de Contratación. Es una gran estancia de 35 m de largo por 21 de ancho, con tres naves longitudinales  y cinco naves transversales, cuyo techo es un conjunto de bóvedas de crucería, de una altura de 17 m,  sostenidas sobre 8 esbeltas columnas helicoidales y 16 columnas adosadas del mismo tipo que sostienen las bóvedas de crucería de base cuadrada. De las columnas de 11 metros de altura nacen unos nervios que se extienden sobre tramos cuadrados a la misma altura y que conforman unas bóvedas casi esféricas. Esta geometría esférica permite la multiplicación de nervaduras y de claves; los nervios forman una doble retícula por tramo reforzada con otros nervios diagonales en cada cuadrado. Las claves llegan al número nueve por tramo. La igual altura de bóvedas por una parte y de las columnas por otra nos hace olvidar la estructura en naves y nos permite situarnos en una “planta salón” tan propia de la arquitectura gótica del reino de Aragón.
A esta sala de Contratación se accede por unos portales formados por arcos conopiales dispuestos entre largos pináculos, que se encuentran tanto en la fachada principal (plaza del Mercado) como en la posterior (plaza de La Lonja). Estos portales están enmarcados por esbeltas cañas prismáticas rematadas por agujas floridas. Hay también dos puertas laterales, una que abre a la calle y otra a un patio interior cerradas por arcos carpaneles y rematadas por molduras que dibujan arcos conopiales decorados con florones, tal como vemos en la fotografía. Las ventanas tienen el dintel casi horizontal, aunque en realidad es un arco rebajado. En su interior cobijan arcos apuntados cuya parte superior está decorada con tracería.  A lo largo de la parte más alta de las cuatro paredes, lindando con el arranque de las bóvedas, existen unas inscripciones con letra gótica en lengua latina realizadas en oro sobre un fondo oscuro, en forma de cenefa, que recuerda a los comerciantes sus deberes como mercaderes y buenos cristianos de no actuar con usura en el negocio para conseguir así la vida eterna. Al exterior, las fachadas están rematadas con almenas, lo que unido a los gruesos muros le da cierto aspecto de fortaleza.
La construcción de las lonjas en el reino de Aragón se ha interpretado como el resultado de la prosperidad comercial conseguida en el siglo XV, y como un símbolo del poder de la ciudad para atraer a los comerciantes. Se construían siguiendo el mismo esquema: una sala de planta rectangular sostenida por columnas. La de Valencia fue precedida por la Lonja de Barcelona y la Lonja de Palma. La obra fue encargada al maestro Pere Comte, ya conocido en la ciudad por haber sido el encargado de las obras del último tramo de la Catedral. El nombre que recibe el edificio de Lonja de la Seda deriva del hecho que el tejido de seda era desde el siglo XIV al siglo XVIII la industria más potente de la ciudad, dándosele este nombre al final del siglo XVII.
El conjunto de la Lonja está formada por tres partes más, que son: la Torre (con una capilla en la planta baja), la Sala del Consulado del Mar y el Patio de los Naranjos. La superficie del monumento supera los 2.000 metros cuadrados entre zonas edificadas y no edificadas. El edificio se adapta a un solar rectangular. Para poder construir su edificación se compraron y derribaron veinticinco casas próximas al mercado.
Aunque se basa en la de Palma de Mallorca, la Lonja de Valencia, sin embargo, presenta una medida y una ornamentación más grande que la mallorquina. La de Valencia destaca por la riqueza de la decoración flamígera en las ventanas, por las puertas monumentales con arcos conopiales y por sus pequeñas esculturas y las veintiocho gárgolas, la mayoría con escenas satíricas o eróticas.

PORTADA SUR DE LA CATEDRAL DE AMIENS

Se trata de una obra de arte escultórica, unas partes en altorrelieve y otras de bulto redondo adosadas al marco arquitectónico. Estaba policromada, pero apenas se conservan restos de pintura (sí hay restos de policromía dorada en la Virgen). Se encuentra en la facha sur del transepto, también llamado “pórtico de la Virgen dorada”. Su cronología es de comienzos del s. XIII y el material utilizado es la piedra. No se conoce al autor.
Vemos una portada en arco apuntado con un profundo abocinado, y como es típico, está coronada por un gablete en cuyo vértice hay un trébol, motivo que aparece mucho en la catedral de Amiens. De abajo arriba, encontramos primero un rodapié sobre el que hay un zócalo de arquillos ciegos apuntados (siete a cada lado). Sobre ellos, figuras de santos y arcángeles en bulto redondo sobre peanas y cubiertos con doseletes. En el centro hay un parteluz en el que encontramos la figura de la Virgen con el niño en brazos, en actitud comunicativa (se están mirando), ladeada y sonriente, coronada por tres ángeles. El dintel sostiene un friso con los 12 apóstoles, 6 a cada lado, moviéndose y hablando entre ellos y en el centro el doselete que cubre a la Virgen, más alto que el de los santos que la acompañan. Sobre ellos hay 2 hileras de pequeñas columnas con capiteles corintios, y sobre ellas arrancan las 8 arquivoltas, decoradas con ángeles cantores, músicos, santos, reyes y ancianos, colocados en el sentido de los arcos. Al fondo queda un tímpano en altorrelieve en el que se distinguen 4 niveles con figuras de pequeño tamaño: los tres más bajos relatan la leyenda y entierro de San Honorato, un santo muy venerado en la zona, y en el más alto encontramos un Calvario con Cristo en la Cruz, San Juan, la Virgen y dos ángeles.
Toda la iconografía nos habla de una nueva visión más humanizada  de la religión: el amor de la Virgen que nos ofrece a su Hijo y el sufrimiento de Cristo que con su muerte redime a los hombres de sus pecados. Vemos otros detalles típicos del gótico: que ya hemos mencionado: arcos apuntados, el gablete, las figuras de las arquivoltas colocadas en el sentido de los arcos, el movimiento de las figuras, que pierden hieratismo y seriedad, pero sobre todo lo vemos en la actitud más natural de la Virgen y el Niño, que se sonríen y se miran.
El gótico es un estilo propio de la Baja Edad Media, en el que el arte refleja una nueva realidad social y espiritual, cuyo mayor y mejor exponente son las catedrales góticas que se elevan en un entorno burgués y urbano, pero también más activo económica y comercialmente.


PORTADA DEL SARMENTAL
La obra que vamos a comentar es una portada de un edificio religioso (la catedral de Burgos) de época y estilo gótico (s. XIII). El material empleado es la piedra, que realiza una decoración en relieve y figuras de bulto redondo, que posiblemente estuvieron poclicromadas. El autor es anónimo, aunque puede que tenga influencias de alguno de los maestros de Amiens.
La portada es abocinada, con arcos apuntados, arquivoltas y parteluz, decorado con la estatua del obispo Mauricio de tamaño natural. Bajo la línea de impostas vemos dos niveles, uno inferior en forma de galería de arcos ciegos, y sobre él esculturas bajo las arquivoltas de santos y profetas, del mismo tamaño que el obispo. Sobre el dintel encontramos un tímpano con dos niveles: en el inferior, los 12 apóstoles están sentados bajo un doselete corrido, y en el superior sobre los apóstoles el Cristo en majestad rodeado del Tetramorfos, representado por cuatro escribanos en sus pupitres, acompañados de sus símbolos correspondientes: el águila de San Juan, el león de San Marcos, el toro de San Lucas y el Ángel de San Mateo. Dos de los escribanos están sobre unas ondas que dividen el espacio, y en el vértice del tímpano un ángel (mensajero de la inspiración divina) les transmite la Palabra a los evangelistas. Cristo recuerda al de San Pedro de Moissac, con corona, barba, una mano bendiciendo y la otra sosteniendo el libro de los Evangelios abierto. Las arquivoltas están decoradas con figuras de ángeles con cirios (primera arquivolta), y los 24 ancianos del Apocalipsis tocando instrumentos musicales (las otras dos arquivoltas), todas colocadas siguiendo el sentido de los arcos, como es propio del gótico.
La factura de las figuras es más naturalista y perfecta que en el románico, pues los pliegues de la ropa acentúan la corporeidad de los personajes, aunque hay rasgos arcaizantes como el diferente tamaño de las figuras (la de Jesús más grande por la jerarquía de respeto),  y su adaptación al marco arquitectónico (los escribanos se inclinan para que su espalda se ajuste a la primera arquivolta). La composición también tiene rasgos que recuerdan al románico: simetría, horror vacui, ausencia de fondos, frontalidad de las figuras, que se ve atenuada –como sucede en el Pórtico de la Gloria– por el hecho de que las figuras de los apóstoles parecen estar conversando entre sí.
Durante el Románico y el gótico los modelos franceses penetraron en la Península Ibérica gracias al camino de Santiago, en el que encontramos Burgos como una de las etapas más importantes.
En la catedral de Burgos nació un taller que respondía a las directrices de los maestros franceses que llegaban del país vecino. Un estilo nuevo arraigó con fuerza en territorio hispano, pero no fue producto de una evolución sino que surgió de la interacción entre las aportaciones francesas y las pervivencias locales (cuyo mejor ejemplo es el Pórtico de la Gloria en Santiago de Compostela). La puerta de El Sarmental, fruto del trabajo de escultores franceses, es el testimonio más antiguo de la escultura gótica en la Península. Y aunque, como hemos visto, perviven muchos rasgos románicos, la cercanía propia de la espiritualidad gótica la observamos no sólo en un mayor realismo en la manera de realizar las figuras, sino en el naturalismo con el que se esculpen los peinados y vestidos de los apóstoles, que parecen de gente del pueblo, lejos de la majestuosidad que vemos por ejemplo, en la catedral de Chartres; y también en el realismo e incluso ingenuidad con que están representados los escribanos.


VIRGEN BLANCA CATEDRAL DE LEÓN

Esta obra es una escultura prácticamente exenta. El material empleado es la piedra, con policromía que se ha perdido. La temática es religiosa, y es de estilo y época gótica (s. XIII). Es la llamada Virgen Blanca de la Catedral de León.

La imagen está ubicada sobre un pedestal situado en el parteluz de la portada principal de la catedral de León, aunque es una copia, pues para evitar su deterioro, el original fue trasladado al interior del templo en 1954. Está coronada por un doselete calado, como solía ser norma en las esculturas de las puertas. Madre e hijo están en actitud de bendecir y miran frontalmente, no estableciéndose comunicación entre ellos. Este sea el detalle tal vez más cercano al románico, que vírgenes como la de Amiens superarán con el diálogo de miradas. Además, por encima de ella, en el tímpano, todavía se representa, como suele ser normal en el románico, el Juicio Final. Los santos y los condenados aparecen en el dintel, sobre el dosel. Las figuras han perdido la rigidez de las vírgenes sedentes románicas para mostrarnos una actitud más humana. Esto se aprecia en el gesto con que sostiene a su hijo y en los rostros serenos, pero con una sonrisa amable. El canon es más alargado y sus ropas se pliegan para dar forma y armonía al volumen de los cuerpos. La rigidez y la simetría románica de la escena se rompe al desplazar del regazo a uno de los brazos la figura del niño Jesús.
La Virgen porta una corona como símbolo de que es reina de los cielos y el niño el globo universal como  que es el señor del orbe. El mensaje es que ambos todo lo pueden. Para dejarlo más claro la Virgen pisa una serpiente o dragón que representa al mal y el pecado.

El mensaje es que la madre de Dios es la nueva Eva que se vengará de la serpiente (el diablo) que hizo que la humanidad cayera en el pecado. Esta obra es un buen exponente del cambio que ha significado la nueva espiritualidad del gótico, que es más humanizada, más cercana al hombre. Igual que ahora se presenta un Cristo sufriente, humanizado, cercano al hombre, la Virgen se acerca al ideal humano de amor maternal.


El Doncel de Sigüenza
La imagen para comentar es una obra de arte escultórica, concretamente un sepulcro realizado en alabastro, con restos de policromía, realizado en torno al año 1500, situado en una capilla de la catedral de Sigüenza (Guadalajara). No se conoce su autor con certeza, pero posiblemente sea Juan Guas o Sebastián de Almonacid. Su estilo es del gótico final, aunque se observan rasgos renacentistas.
El sepulcro está en una hornacina, adosado a la pared, decorada en su parte superior con pinturas de escenas de la pasión y debajo vegetales geometrizados y una inscripción alusiva al difunto, Don Martín Vázquez de Arce, muerto durante la guerra de Granada en 1486 con apenas 25 años (recordemos que “doncel” significa “joven”). En el hueco de la pared vemos un sarcófago sostenido por tres leones decorado con relieves (dos pajes sosteniendo un escudo de armas, y candelieri), y sobre él la tapa, con otra inscripción, que sirve de soporte a una escultura en bulto redondo que representa al joven difunto recostado sobre un manojo de hierbas, leyendo tranquilamente un libro. Lleva un bonete sobre la cabeza, una capa corta, la cruz de Santiago en el pecho, cota de malla, armas y armadura. A sus pies vemos un león recostado y un pajecillo lloroso que se apoya en el casco del guerrero. La técnica es buena: proporción, detalles, naturalidad, la textura de la cota de malla o de la armadura están bien conseguidas. En el interior del arco encontramos dos relieves junto al sarcófago, que representan a San Andrés y a Santiago, patrones de su linaje.
Gran parte de la fama de esta escultura, que viene a representar al ideal del caballero del Renacimiento, como el presentado por Jorge Manrique en las “Coplas por la muerte de mi padre”, se debe a que da una visión serena ante la muerte, sin el sentimentalismo propio del gótico. Queda bien patente en este hermoso monumento funerario el deseo de gloria, fama, prestigio, propio ya de los hombres del renacimiento, frente a los símbolos relacionados con la muerte como son el manojo sobre el que se apoya el joven, que recuerda que la vida es efímera como el verdor de los prados; el león a sus pies da fe de su bravura, pero también puede significar la resurrección; el paje que le toma el pie en señal de familiaridad, símbolo de fidelidad y servicio, así como del dolor de la familia.
Aunque la escultura funeraria es corriente en el gótico, esta destaca por varios motivos. En primer lugar, la novedad de no presentar al difunto orante o dormido, sino leyendo, y además vivo, con los ojos abiertos; es un guerrero (como atestigua su vestimenta) que ha dado su vida por su religión, sus reyes y su país, pero también es un hombre culto como corresponde al ideal de caballero –por eso lleva la cruz de Santiago– y humanista –está leyendo–  que se impone a finales del XV, pues la invención de la imprenta popularizó los libros entre las clases elevadas.  En segundo lugar la modernidad que rezuma la composición general de la obra, con el arco medio punto, la pintura que vemos en el tímpano, y los candelieri, que nos acercan al Renacimiento italiano, aunque el escudo de armas, la decoración vegetal pintada y el adorno exterior del arco (mixtilíneo y con florones) nos retrotraen al gótico flamígero. Por último, mencionar el sepulcro del Chantre Coca de la capilla del Rosario de la Iglesia de San Pedro en Ciudad Real, muy semejante a éste y algo posterior.


GIOTTO. San Francisco entrega su capa a un mendigo
Vemos una obra de arte pictórica de carácter figurativo y estilo gótico realizado al fresco por Giotto di Bondone a finales del XIII o principios del XIV (el Trecento), que forma parte de la serie decorativa dedicada a la vida de San Francisco en la basílica dedicada a este santo, en Asís (Italia), junto con otras obras del mismo autor.
La composición (cuyo centro es la cabeza del santo) es muy atrevida, pues tiene una forma de “X” que dinamiza una escena que en principio tendería a ser bastante estática. El punto de vista es algo bajo para una escena al aire libre y con paisaje, con lo que consigue que los protagonistas nos parezcan más cercanos.
Vemos a dos personajes en primer plano (uno de ellos tocado por el halo de santidad, de color dorado), que se están  intercambiando un trozo de tela. Junto a ellos y curiosamente también en primer plano, aparece un caballo y al fondo, y colaborando a una incipiente sensación de profundidad, un paisaje que mezcla naturaleza (rocas y escasa  vegetación) con estructuras arquitectónicas, en lo que parece ser un pueblo formado por casas blancas y una pequeña ermita. Este fondo se convierte en el escenario creíble en el que transcurre la acción, lo cual es una novedad respecto a la anterior pintura románica.
Es la representación de uno de los episodios más conocidos de la vida de San Francisco de Asís: el momento en que se despoja del manto para dárselo a un mendigo. Este episodio pertenece a la juventud del santo, antes de renunciar a todas sus riquezas.
En cuanto a los valores plásticos de la obra, destacamos la coherencia de la gama cromática en tonos cálidos que sólo se interrumpen con el azul del cielo al fondo que conecta con el azul del la vestimenta de San Francisco en primer plano. Las figuras están proporcionadas y bien moldeadas por los matices de los colores y la luz, muy lejos de las formas románicas y bizantinas que aún se aprecian en las obras de su maestro Cimabúe. Asimismo, los pliegues de las telas, el caballo y hasta las construcciones del fondo están realizadas con naturalidad y realismo. Únicamente vemos algunos rasgos arcaizantes en las rocas del paisaje y en la perspectiva de las construcciones.
La obra realizada entre 1297 y 1299, es decir, ya al borde del siglo XIV, constituye una buena muestra de la pintura gótica, en concreto de la escuela pictórica denominada Italo-gótica o de los "Primitivos Italianos", una serie de autores que desde las escuelas sienesa y florentina alumbrarán una nueva figuración que culminará en la pintura renacentista.
El contexto sociocultural del arte gótico está marcado por el renacer de la cultura urbana en Europa y por la nueva sensibilidad de una nueva clase social, la burguesía. Pero también y especialmente en este periodo bajomedieval por un cambio en el sentimiento religioso propiciado por el Pensamiento franciscano, que se traducirá artísticamente en una tendencia naturalista, que frente al simbolismo y el conceptualismo de las representaciones románicas se fundamentará en un nuevo intento de mímesis de la naturaleza. El interés de estos autores se centrará en dotar de realismo sus representaciones, lo que lleva, como observamos en la obra que comentamos, a tratar incluso a los personajes sagrados como humanos. De hecho, tan sólo la orla de santidad diferencia a San Francisco del mendigo al que entrega su capa, alejándose de la rígida jerarquización románica.
Giotto di Bondone, trabaja en esta línea que describimos pero su interés por hacer de la pintura un hecho intelectual, basado en el dominio de técnicas y conceptos y orientándola hacia el dominio de la representación espacial, lo ha convertido en el más sobresaliente representante de estas escuelas pictóricas y le ha valido el título de iniciador de la pintura moderna. La pintura de Giotto, como apreciamos en nuestra lámina, se inspira en el natural rompiendo con la estilización bizantina y convirtiendo en prioritaria la presencia del paisaje realista y de la figura humana, que en sus obras de madurez (entre 1300 y 1305), alcanzará ampulosidad y volumen. Así lo vemos en los frescos de la Capilla de la Arena (en Padua) o en el Cristo de Santa María Novella (Florencia). También desarrolló una importante carrera como arquitecto (campanille de la catedral de Florencia), pero de estilo gótico. Junto con Giotto y ya en el siglo XV, será la pintura gótica en Flandes (la escuela de los "Primitivos Flamencos") los que completen una nueva manera de entender la pintura dando paso a una nueva era artística: el Renacimiento.


 ADORACIÓN DEL CORDERO MÍSTICO
Jan y Hubert Van Eyck. Políptico de Gante
Se trata de una obra pictórica, con la técnica de óleo sobre tabla. Es conocido como el Políptico del Cordero místico, y se encuentra en la Catedral de San Bavón en Gante (Bélgica). Se terminó en 1432 y su autor es Jan Van Eyck, aunque fue iniciada por su hermano Hubert (estos datos constan en una inscripción en el marco). El conjunto completamente abierto tiene unas dimensiones de 3,5 X 4,6 m. Es de estilo gótico flamenco.
El políptico cerrado está dividido en compartimentos (semejando un retablo), cada uno con un personaje (salvo en las dos centrales): abajo están pintados los donantes José Vijd y su esposa Isabel Borluut,  que dirigen su oración a los santos Juanes (Bautista y Evangelista, en grisalla). Sobre ellos, un interior con la Anunciación ante una ventana abierta por la que se contempla una calle de Gante. En el ático dos profetas (Zacarías y Miqueas) y dos sibilas (la Cumana y la Eritrea). Abierto, el espacio se duplica dividido en dos pisos: arriba Dios en el centro, y a los lados la Virgen, San Juan Bautista, ángeles cantores y Adán y Eva (7 tablas en total). En el piso inferior, compuesto por cinco tablas,  vemos a todos los santos que adoran al Cordero Místico, divididos en diversos grupos. En el centro tenemos la que representa en medio de un “locus amenus” con lejanas ciudades al fondo, la adoración del Cordero que está de pie sobre un altar rojo; de su pecho brota un chorro de sangre que se recoge en un cáliz. Doce ángeles lo rodean, unos orando, portando instrumentos de la Pasión, y otros turiferarios. Sobre el Cordero, el Espíritu Santo lanza rayos luminosos en un cielo azul. Debajo del Cordero está la Fuente de la vida, rodeada a la derecha por los apóstoles, y tras ellos una muchedumbre de eclesiásticos, encabezados por papas; a la izquierda el pueblo judío (David, Noé, profetas) y pagano (Virgilio). Más atrás, en la espesura, sale un grupo de santas vírgenes a la derecha, y de mártires a la izquierda. Otras dos tablas representan a la derecha ermitaños y peregrinos, entre los que destacan San Antonio Abad, San Cristóbal y María Magdalena. Las 2 tablas de la izquierda tienen soldados y caballeros (“milites Christi”), algunos santos (como San Jorge) y en otros se identifica a grandes señores de la época. Tanto abierto como cerrado, apreciamos una composición simétrica.
Esta obra es grandiosa en muchos aspectos. Lo es por el tamaño, por anunciar el venidero Renacimiento en su realismo y composición (pese a la forzada simetría que lo retrotrae al Medievo), naturalidad, avances en la perspectiva y en la mímesis… Por ejemplo, Adán y Eva aparecen desnudos, con una excelente carnación y volumetría, aunque sus cuerpos no guardan relación con los que ya se hacen en Italia, pues en vez de una belleza ideal, vemos dos figuras tomadas de la realidad, con cuerpos comunes y vulgares, no muy grandes de talla, anatómicamente bien estudiados, pero sin deseo de mejorarlos. En general, son muestras características del retrato realista que nos ofrecerá Jan Van Eyck. También vemos los característicos “paños quebrados” de la pintura flamenca. La técnica del óleo, que aquí se usa quizá por primera vez, permite también realizar un paisaje hermoso, inmenso, verde por completo, lleno de plantas, flores y frutos, con suaves colinas  que casi ocultan las ciudades del fondo, las cuales se ha querido identificar con ciudades reales (Utrecht, Gante...), y todo ello gracias al detallismo (quizá demasiado) que esta técnica hace posible. Los colores son vivos, a veces metálicos, con increíbles calidades táctiles gracias al uso de veladuras, apreciables especialmente en la vestimenta de las figuras de mayor tamaño.
Desde el punto de vista religioso aquí aparece el tema de la redención en su dimensión terrena (los santos de todos los tiempos y culturas que adoran al Cordero) y celestial (la presencia de Dios padre, el Espíritu y el Hijo, que aparecen en la misma vertical y en el centro) siguiendo el relato del Apocalipsis para la colocación de los personajes. En otro sentido, la tabla cerrada (con las profecías y la anunciación) es como la premonición de lo que nos encontraremos en el interior: la venida del Cordero que con su sangre redime al mundo, no sin la intercesión de María y del Bautista ante Dios Padre (“déesis”, súplica). Aunque esta obra culmina el ciclo teológico medieval, aquí están presentes la humanidad y la naturaleza, con toda su riqueza de formas. La adoración del cordero ocurre sobre la tierra, una tierra deslumbrante de belleza, contemplada sin nostalgia ni remordimiento del pecado.
El retablo no siempre ha permanecido en su lugar, aunque su estado de conservación es bueno: durante la Revolución francesa fue llevado a París, pero después fue devuelto a su lugar, en 1816. Ese mismo año, las alas exteriores no se colocaron y el cabildo decidió venderlas, llegando a ser propiedad del Emperador de Prusia. Tras la I Guerra Mundial, el Tratado de Versalles obligó a Alemania a devolver estas tablas, y en 1920 quedó completo el políptico en la Iglesia de San Bavón, hoy Catedral de Gante, en el lugar para el cual había sido pintado. En 1934 fue robada la tabla de abajo de la izquierda, que ha sido sustituida por una copia fiel. Desde 1986 el original se encuentra expuesto, bien protegido, en el museo de la catedral, y en su lugar hay una excelente reproducción.

El matrimonio Arnolfini
Se trata de una pintura sobre tabla, realiza con la técnica del óleo, recién inventada entonces, de 82 x 60 cm. Como dice el autógrafo que se lee en el cuadro, el autor es Jan van Eyck y la fecha la de 1434. Es estilo es el propio de los primitivos flamencos, a caballo entre el gótico final y el  renacimiento.
Vemos un el interior de una vivienda acomodada de los Países Bajos (concretamente de la Gante, donde vivían los retratados), un típico interior burgués lleno de comodidades y de pequeños detalles. Un hombre descalzo, con un manto de tela y piel y sombrero negro levanta la mano derecha en actitud de jurar mientras con la otra toma de la mano a una mujer también descalza (su calzado está al fondo junto a un sillón rojo) vestida de verde y una toca blanca en la cabeza. En la pared del fondo se ve un espejo cóncavo en el que se reflejan otros dos personajes que estarían fuera del cuadro; a la izquierda entra por dos ventanas (una no aparece) la suave luz norteña, y a la derecha vemos una cama con la ropa roja. La composición refleja serenidad y equilibrio, y vemos el detallismo del pintor que dibuja hasta el último pelo del perro que aparece en primer plano, y en los pliegues quebrados, tan típicos de este estilo, que aparecen en el vestido de la mujer. Las proporciones y los volúmenes están muy bien conseguidos gracias a los matices de los colores y la gradación de la luz, así como las calidades de objetos y carnaciones, pero no así la perspectiva, que presenta varios puntos de fuga.
Este cuadro es algo más que el retrato de unos esposos, Giovanni y Giovanna Arnolfini. Todo nos indica que en realidad refleja una ceremonia de boda privada, una especie de acta del compromiso matrimonial, como indica la firma del autor (en latín): “Johannes de Eyck fuit hic 1434” –Juan Van Eyck estuvo aquí en 1434-, que haría de testigo, junto con el otro personaje que aparece reflejado en el espejo. A esto se añade el juramento del esposo mientras toma la mano de la esposa. También nos encontramos alusiones a la protección que Dios otorga al matrimonio: la vela solitaria que arde y cuya función no es iluminar la estancia representa la luz de Cristo; el hecho de ir descalzos ambos personajes no sólo es señal de comodidad hogareña, sino del terreno sagrado (el sacramento del matrimonio) que pisan los esposos en el momento de juramento; la escoba que aparece al fondo es símbolo de laboriosidad, y nos remite a Marta, la hermana de Lázaro, el amigo de Jesús; otros símbolos religiosos son el rosario, las escenas de la Pasión que rodean el espejo, y la figura de Santa Margarita, esculpida en madera, patrona de los nacimientos. Otras alusiones a la vida matrimonial son: la cama (del color de la pasión: rojo), la colocación de las sandalias: las de la mujer al fondo junto a la cama, las del hombre cerca del exterior junto a la puerta de la habitación; el perro del primer plano, símbolo de la fidelidad; el peligro del adulterio, representado por las tallas en madera de dos feos monstruos, uno de los cuales aparece sobre las manos unidas de los esposos; por último, vemos que la mujer saca el vientre y lo abulta con la tela de su vestido, como si desease estar embarazada (en realidad, los Arnolfini no pudieron tener hijos). También hay alusiones a la riqueza de estos esposos, pues Giovanni Arnolfini era un rico comerciante italiano: la ropa que llevan ambos, muy cara; sus joyas (collares, anillos, el cinturón de cordobán que luce ella); las naranjas que hay junto a la ventana, que a la vez que indican la procedencia de los personajes, nos hablan de su riqueza, pues en los Países Bajos este fruto obtenido en los países mediterráneos era objeto de lujo; la alfombra, la vidriera, la lámpara de bronce dorado; el rico mobiliario de madera…
Este cuadro influyó en pintores como Velázquez (lo vemos en las Meninas), pues estuvo en las colecciones reales españolas hasta que los franceses lo robaron durante la Guerra de Independencia. En la actualidad se encuentra en la National Gallery de Londres. Su estado de conservación es bueno Otras obras de Jan Van Eyck, pintor al servicio de la burguesía acomodada que surge a finales de la Edad Media, son la adoración del Cordero Místico (Políptico de Gante), la Virgen del Canciller Rollin, la Virgen de canónigo Van der Paele y el hombre del turbante rojo.
Descendimiento. Roger Van del Weiden.
La imagen para comentar es una obra pictórica realiza sobre tabla con la técnica del óleo. Es del estilo de los Primitivos Flamencos, a caballo entre el gótico final y el Renacimiento, pintado en hacia 1440. Es un cuadro de gran formato, con figuras de tamaño casi natural. Su autor es Roger Van der Weiden y se encuentra en el Museo del Prado.
Tiene forma semejante a la de un retablo, con ático y tres calles. Representa una especie de caja dorada, en la que la maestría del pintor nos hace creer que estamos no ante una pintura, sino ante un retablo escultórico con estatuas policromadas. A ello contribuye el trampaojo de las esquinas decoradas con tracería, y el único asomo de paisaje: el suelo rocoso en el vemos hierbajos, huesos y una calavera (no olvidemos que Gólgota significa “calavera” en hebreo). Vemos a los personajes propios de este relato evangélico: de izquierda a derecha vemos a María de Cleofás, San Juan Evangelista, la Virgen María, sostenida por María Salomé; en el centro vemos a Jesús, sostenido por José de Arimatea, que lo envuelve en un lienzo blanco, y tras la cruz, un ayudante; Nicodemo sostiene las piernas de Jesús, luego hay un personaje anónimo (quizá uno de los donantes) que lleva en su mano un frasco de perfume, y cierra el cuadro por la izquierda María Magdalena.
La composición está muy cuidada: San Juan y la Magdalena cierran el cuadro por ambos lados, con sus cuerpos curvados. Hay una poderosa línea de fuerza oblicua trazada por el cuerpo de Jesús, que se repite más abajo en la Virgen, prácticamente en la misma posición que su hijo. Las figuras (salvo la Virgen, lo cual otorga más fuerza a su personaje) se disponen en grupos de tres, y los rostros, salvo (de nuevo) el de la Virgen y el del ayudante, se sitúan en una línea horizontal a la altura de los ojos del espectador. El rectángulo de espacio que ocupan los personajes está hecha conforme a la sección áurea, lo que va a estar muy de moda en el Renacimiento. Las figuras de María Salomé, la Virgen y Nicodemo forman un óvalo central.
El colorido es vivo, natural y luminoso, y la proporción y los volúmenes están perfectamente conseguidos gracias a las ricas tonalidades y a las perfectas calidades, que se aprecian sobre todo en los ropajes, con los típicos paños quebrados propios de los primitivos flamencos, y en las carnaciones, sobre todo en los rostros. También vemos el gran detallismo que era posible realizar gracias a la textura conseguida con la técnica del óleo. La naturalidad también se ve en el dolor y el llanto que expresan los personajes, o en la descolorida cara de la Virgen desmayada; aparece vestida de azul (el color más caro después del oro).
El esplendor de la espiritualidad y del arte del gótico final se reflejan en este descendimiento en que se muestra el dolor de la Virgen y la muerte de Jesús, con un afán más devocional que didáctico, pues busca conectar al espectador con el sufrimiento humano de ambos, lo que se consigue con el expresivo dramatismo que denotan los personajes. Este cuadro sería la tabla central de un tríptico (cuyos laterales se perdieron) encargado por el gremio de ballesteros de Lovaina, como indican las tracerías en forma de ballesta y dos pequeñísimas ballestas que aparecen colgadas del interior de las esquinas centrales. El cuadro fue adquirido por la tía de Felipe II María de Hungría (quien además de pagarlo, se comprometió con el gremio de ballesteros a sustituirlo por una copia), y finalmente adquirido por Felipe II en su viaje a los Países Bajos. En el viaje a España sufrió daños al casi naufragar el barco que lo transportaba, pero fueron bien reparados. A petición de Felipe, el pintor Navarrete El Mudo le añadió unos laterales que lo convertían de nuevo en un tríptico, pero se han perdido. Su estado de conservación es muy bueno, y ha sido recientemente restaurado, mostrando en la actualidad toda la belleza de su colorido original. Fue una obra muy famosa desde el principio, de la que se hicieron desde el principio numerosas copias, y sigue siendo muy reproducida en la actualidad.
El Jardín de las Delicias

En la imagen vemos una obra de arte pictórica, concretamente un tríptico realizado con la técnica del óleo, siendo el soporte tabla. Es de finales del s. XV, y su estilo, influido por los primitivos flamencos, puede considerarse ya dentro del Renacimiento, aunque presenta algunos rasgos arcaizantes. Se encuentra en el museo del Prado, y su autor es el holandés Jerónimo Bosch, más conocido como El Bosco. Abierto mide más de dos metros de alto por casi cuatro de ancho.
En la tabla izquierda se representa en un paisaje idílico la creación de Adán y Eva por Dios (que aparece representado como Jesucristo), junto al Árbol de la Vida, el árbol del Bien y del Mal (en el que se enrosca la serpiente) y una imaginativa Fuente de la Vida. Junto a las aves y animales recién creados que dan un ambiente optimista, hay signos que indican el próximo pecado: el demonio (representado por una roca antropomorfa de la que sale la serpiente), reptiles que surgen del agua, algunos signos de violencia (un leopardo que come una rata…).
En la tabla central (el Jardín de las Delicias propiamente dicho) vemos una complicada escena con cientos de personajes en actitudes eróticas: en un estanque circular un grupo de mujeres desnudas se da un baño y son contempladas por un numeroso grupo de jinetes también desnudos que cabalga alrededor. La escena es explícitamente sexual (montar un caballo es un símil de realizar el acto sexual) y los caballeros pretenden relación carnal con las damas (la más atrevida ya está saliendo del agua). El fondo está ocupado por unas imaginativas estructuras absolutamente fantasiosas y surrealistas. En todo el paisaje vemos animales (sobre todo pájaros, imagen de la lujuria) y frutos carnosos (símbolos del acto sexual) con tamaños desmesurados y hombres y mujeres, todos desnudos, entregándose febrilmente a todo tipo de placeres carnales. Hay todo tipo de posturas, actos, desviaciones sexuales. La lujuria lo invade todo.
En la tabla derecha se representa el infierno donde los condenados, protagonistas de diversos pecados, sufren tormentos en medio de un paisaje desolado, en llamas, amenazante y lleno de seres horrendos que los devoran, aplastan y asesinan, y de símbolos de pecados sobre todo la lujuria. En el centro se encuentra el hombre-árbol , quien , sin trasero y con sus brazos en forma de troncos secos y sus manos como botes flotantes, contempla lo que sucede en sus entrañas. Sobre su cabeza un disco con demonios y sus víctimas en torno a una gaita. En el ángulo inferior derecho aparece Lucifer como un monstruo con cabeza de pájaro y pies de vasijas que engulle cuerpos para después defecarlos en un orinal desde donde caen a un pozo. En él el glotón (gula) es obligado a vomitar y un individuo defeca monedas (el dinero no sirve en el infierno). Al lado, la dama orgullosa (soberbia) se ve obligada a reflejar sus encantos en las nalgas de un diablo. En un lago los patinadores caen y se hunden. Encima, un caballero con armadura (ira) es atacado por una jauría. Un tanque infernal formado por dos orejas y un cuchillo (pene y testículos) avanza sobre los condenados y los aplasta. Incluso los instrumentos musicales sirven de armas terribles para ejecutar a los malditos. Los personajes situados en primer término parecen condenados por el juego y las tabernas ya que portan dados, naipes y tableros de juego.
La técnica minuciosa de El Bosco está directamente relacionada con la pintura de su época y los avances con el óleo. Pero su forma de componer y situar las figuras en el espacio, es única y novedosa en su época.
Cerrado, el tríptico representa el universo recién creado, en forma de círculo plano dentro de una esfera, pintado en grisalla.
El tríptico cerrado y abierto es una alegoría completa del origen y fin del mundo: cerrado muestra una de las primeras escenas del Génesis, la creación; por el contrario, abierto enseña la Creación completa en la puerta izquierda, el Infierno en la derecha, y en el centro las más variadas formas de la sensualidad, que representan una vida de pecado. Leído de principio al fin, narra la historia de la caída del género humano pero pesimista, puesto que no se ve la salvación tras el juicio final. El Bosco es uno de los primeros genios de la historia del arte que introduce en sus imágenes el componente onírico que supera la realidad. Puebla sus paisajes con monstruos, plantas antropomorfas, objetos imposibles. La fantasía, el humor, la crítica vitriólica saturan esta imagen cruda del ser humano, que se precipita en el infierno con cada uno de sus actos. Su interpretación de un tema clásico de la pintura religiosa, no tienen nada en común con los otros pintores de su entorno, aunque su afán moralizante lo retrotrae a la Edad Media.


 INTRODUCCIÓN y CARACTERÍSTICAS.- El arte gótico está relacionado con el resurgimiento de las ciudades de la 2º ½  del XIII hasta el XVI, y también con una nueva espiritualidad, más personal y humanizada. En cuanto a la arquitectura, se van a necesitar muchos edificios de gran tamaño (por el aumento de población en las ciudades), que se construyan relativamente deprisa, amplios y luminosos. Para todo ello va ser muy importante el arco apuntado u ojival. Al distribuir los empujes conduciéndolos hacia la vertical, y disminuir los empujes laterales, permite aligerar los muros, pues los pilares absorben casi todo el peso. Los vanos se amplían y se cubren de vidrieras y ventanales. Los contrafuertes, que acentúan su sentido ascensional por medio de pináculos,  se separan a veces del muro en su parte superior, apoyándose en él por medio de arbotantes. La bóveda usada es la de crucería, que se forma en un espacio cuadrangular por el cruce de dos arcos apuntados, cuyos nervios se prolongan hacia abajo, en los pilares, por medio de finas columnillas o baquetones. Los espacios entre los nervios se rellenan con lajas de piedra muy ligeras unidas con argamasa (plementería). De hecho, el pilar es un haz de baquetones. Las bóvedas se pueden complicar, siendo además sexpartitas, de terceletes, o estrelladas.


bóveda cuatripartita (de crucería "normal")
bóvedas sexpartitas
bóveda de terceletes
bóveda estrellada


 En el exterior se siguen usando las arquivoltas y el abocinamiento, y los arcos suelen estar enmarcados por una especie de ángulo agudo (gablete). Otra novedad respecto al románico es que van a aparecer, junto con los templos, muchos edificios civiles: ayuntamientos, lonjas, palacios…
catedral de Amiens

catedral de Reims (interior)

catedral de Reims

planta de la catedral de León

CATEDRALES.- Serán de gran tamaño, altas y luminosas (simbolismo religioso),  de 3 ó 5 naves, con una o dos girolas. El hastial suele tener tres portadas, la del centro más grande. Sobre él suele situarse un gran rosetón decorado con vidrieras. A cada lado encontramos una torre, a veces rematadas por altas agujas. El transepto se sitúa hacia el centro de la iglesia, y sobre el crucero se construye una elevada flecha. En el interior encontramos arcos formeros apuntados que separan la nave central de las laterales. Sobre ellos, en la pared, suele situarse un triforio (una estrecha galería dividida en tramos de 3 ó 4 vanos) y sobre él un claristorio de vidrieras. Tras el presbiterio y la girola, los absidiolos se sitúan en sentido radial. Va a ser normal encontrar capillas laterales (dos en cada tramo, junto a las naves exteriores), situadas entre los contrafuertes, de uso normalmente funerario. La decoración se concentra en las portadas, las arquivoltas con decoración escultórica en sentido longitudinal del arco, y tímpanos y parteluz decorados con estatuas. En el interior, la decoración escultórica suele ser vegetal o geométrica, situada sólo en las impostas y capiteles. Como el presbiterio está muy iluminado, su fondo se suele decorar con grandes retablos. Igual que el románico se extendió gracias a Cluny, la espiritualidad gótica la extenderán los benedictinos  reformados del francés Bernardo de Claraval (orden del Císter) y los franciscanos.
plano de la Lonja de Palma de Mallorca

lonja de Palma de Mallorca (interior)

plano de la lonja de Valencia

lonja de Palma de Mallorca

lonja de Valencia

lonja de Valencia (interior)

lonja de los Paños (Ypres)
LAS LONJAS.- Son edificios en los que se desarrolla el comercio al por mayor, respondiendo a una nueva necesidad provocada por el auge del comercio y los transportes. Suelen tener grandes salas y almacenes y a veces también una capilla y habitaciones auxiliares. Su planta es rectangular, y la portada da acceso a una gran sala de varias naves, casi siempre de la misma altura, cuyo techo de bóveda de crucería está sostenido por pilares. Son frecuentes en las grandes ciudades comerciales del Mediterráneo (Valencia, Palma de Mallorca) y en los Países Bajos (Ypres, Bruselas). La lonja de Palma, terminada por Guillem Sagrera en 1447 es una gran sala rectangular de 3 naves, con 6 columnas helicoidales sin capiteles que sostienen 12 bóvedas de crucería cuatripartitas. La entrada es con parteluz y arco conopial, con un ángel custodio en el tímpano; a cada lado hay una ventana, calada y con arco conopial. La lonja de Valencia se inspira en la anterior; construida por Pere Compte a finales del s. XV. Destaca el Salón de Contratación, de 35 por 21m, con tres naves de igual altura sostenidas por 8 columnas helicoidales y 16 pilastras, de 11m. Son 15 bóvedas nervadas de 17m de altura. La entrada es una portada con parteluz y sobre ella un tímpano conopial con una escultura de la virgen con el niño. A ambos lados hay grandes ventanas, también con arcos conopiales. Los tres vanos están enmarcados por molduras rectas que forman un triple espacio.
ayuntamiento de Bruselas

ayuntamiento de Lovaina

ayuntamiento de Siena (Palazzo Publico)

ayuntamiento de Brujas

ayuntamiento de Florencia (Palazzo della Sigonoria o Palazzo Vecchio)

palacio Ducal (Venecia)

LOS AYUNTAMIENTOS.-  Junto con las lonjas y los palacios, suponen los edificios de uso civil más importantes de la arquitectura gótica. La riqueza de las ciudades se va a ver reflejada en estos magníficos edificios, normalmente de planta rectangular y con varios pisos, que se asemejan vagamente a una catedral gótica. A veces encontramos una torre con un reloj. Los más importantes los encontramos en las ciudades de los Países Bajos y en Italia. Podemos mencionar los ayuntamientos de Bruselas, de Brujas y Lovaina; y en Italia, los de Siena, Florencia (Palacio de la Signoría) y el de Venecia (palacio Ducal). En España, destacar el Consejo de Ciento en Barcelona




TEMA 13. ARQUITECTURA GÓTICA ESPAÑOLA
En España tenemos que diferenciar claramente entre la corona de Castilla y la corona de Aragón, pues mientras que en la primera se observa una clara influencia del gótico francés, en la segunda vemos una arquitectura más cercana a las formas de gótico mediterráneo, especialmente el italiano.

CORONA DE CASTILLA.- Durante el s. XIII se construyen numerosas catedrales en Castilla, destacando la catedral de Burgos, poco después comienza a construir la de Toledo, y a mediados de siglo comienza la construcción de la catedral de León, interviniendo maestros franceses en su construcción.

 La catedral de Burgos se inicia en 1221 por un francés, el maestro Enrique. Su planta se inspira en las catedrales francesas, aunque simplificada, de manera que sólo tiene tres naves y una girola, con el transepto de una sola nave. Como es habitual, en el interior el espacio se divide verticalmente en tres partes: arquerías con arcos formeros que separan las naves, triforio y claristorio con vidrieras. El hastial (fachada) es espectacular: sobre un basamento en el que encontramos tres portadas (la del centro más grande) se levantan las torres con tres alturas rematadas por bellas agujas caladas, y un cuerpo central de dos pisos en el que destaca un rosetón.

La catedral de Toledo se empieza a construir en 1226, también por un maestro francés: el maestro Martín, aunque Petrus Petri continuó con las obras. Tiene una planta de 5 naves y doble girola, con transepto de una sola nave, que no está centrada sino cerca del presbiterio, y que no sobresale del resto de la planta. Tiene la particularidad de que las naves exteriores son más anchas que las otras. En la portada encontramos sólo una torre con los primeros tramos cuadrados y los superiores octogonales, rematada por una aguja metálica. A la derecha se encuentra la otra torre, inacabada. La parte más antigua del templo es la cabecera que mantiene en su arquitectura los triforios originales que se extendían a lo largo de las naves de donde fueron suprimidos posteriormente.




La catedral de León fue dirigida por el maestro Enrique, arquitecto francés. La triple entrada de la fachada recuerda la catedral de Chartres: rosetón y torres rematadas con agujas caladas. Las torres están situadas a los lados de las naves laterales, sobresaliendo del resto de la planta. Tiene tres naves (5 después del crucero). El transepto no sobresale de la planta. El muro de la nave central se dividen en tres tramos, como en las catedrales francesas, con la particularidad de que su gran altura permite que el triforio y los ventanales-vidriera sean muy grandes y altos.


 La catedral de Sevilla, muy posterior (1401) tiene planta casi cuadrada y 5 naves, construida sobre el solar de la antigua mezquita.
El gótico Isabelino o flamígero se da a finales del XV y en el XVI, caracterizándose por un minucioso recargamiento que da una sensación “llameante” o un trabajo propio de plateros (“plateresco”). Ejemplos: Capilla del Condestable (Burgos), Capilla de los Vélez (cat. de Murcia), fachada de la universidad de Salamanca.






CORONA DE ARAGÓN.- Vemos características propias como: la ausencia de elementos decorativos en los muros, poca superficie ocupada por vidrieras, capillas entre los contrafuertes, y naves de casi igual altura  (planta-salón). Destacan:

La catedral de Palma de Mallorca, iniciada en 1229 por Pons del Coll, pero también Jaume Fabre y Guillem Sagrera (autor de la Lonja de Palma). Tiene tres naves, con capillas entre los contrafuertes, sin transepto ni girola, y tres ábsides rectangulares, continuación de las naves. La diferencia de altura entre las naves permite un alto claristorio, sin triforio. Pese a ello, se ha conseguido dar la sensación de planta-salón a la amplitud de los tramos separados por altos pilares octogonales. Curiosamente, encontramos un gran rosetón no a los pies, sino en el crucero, ante el presbiterio.











Iglesia de Santa María de Mar, en Barcelona: el exterior es macizo y sobrio con predominio de líneas horizontales. La austeridad general es aún más manifiesta en los laterales, sin arbotantes, formados por una pared plana sin decoración que cierra el espacio entre los contrafuertes y permite la presencia de capillas interiores. En el interior vemos tres naves, con girola y sin crucero. Hay cuatro tramos de naves, y el presbiterio consta de medio tramo y un polígono de siete lados, todo cubierto con bóvedas de crucería y coronado con magníficas claves de bóveda, que están policromadas. La planta salón se consigue por la amplitud de los tramos, la altura de las naves (separadas por altos pilares octogonales), y la poca diferencia de altura (tan sólo 1/8). Al interior, la organización en altura viene marcada por los arcos que separan las capillas (4 por tramo) entre contrafuertes y los ventanales (no muy grandes) que hay sobre ellos.





A diferencia del castellano, el gótico catalán tiene buenos ejemplos de arquitectura civil: la lonja de Palma y la de Valencia, ambas del s. XV y con planta salón. La de Valencia (con tres naves y cinco tramos, separados por columnas helicoidales), de Pere Compte, se inspira en la de Palma (de Gillem Sagrera), más sobria.
Lonja de Valencia. Pere Compte
Lonja de Palma de Mallorca. Guillem Sagrera



TEMA 14. CARACTERÍSTICAS DE LA ESCULTURA GÓTICA

INTRODUCCIÓN.- Al igual que en la arquitectura, también en la escultura apreciamos un cambio hacia una mayor humanización y hacia una espiritualidad más cercana. Es cierto que se mantienen algunas de las características propias del románico, como son la temática fundamentalmente religiosa, la supeditación al marco arquitectónico, la policromía, el horror vacui y la persistencia de algunos temas (sobre todo el Pantocrátor y el Juicio Final). Pero también encontramos importantes novedades.
LA ESCULTURA.- La encontramos sobre todo en las portadas. En las arquivoltas, ahora las figuras siguen la dirección del arco, y no son radiales como en el románico. Como novedad aparecen el interior de los templos los retablos escultóricos que decoran los altares, ilustrados con escenas de la vida de la Virgen y los santos, que aparecen como intercesores entre Dios y los hombres; en los sepulcros, que reflejan la influencia y poder de la nueva nobleza urbana; y las sillerías de los coros (en madera), lugar donde los monjes y canónigos cantan durante las celebraciones. En los capiteles y líneas de impostas desaparece la “biblia en piedra” (la gente es menos ignorante), sustituida por motivos geométricos y por decoración vegetal. La pasión y la crucifixión son temas que aparecen con mayor frecuencia. Otra novedad es la paulatina recuperación de la naturalidad y de la mímesis: la proporción es más real, las figuras ganan naturalidad y pierden simetría, y se humanizan rostros y gestos,  encontrándose comunicación (miradas, caricias, incluso sonrisas) entre las distintas figuras. Los pliegues de la ropa se hacen más naturales y holgados, sugiriendo a veces las formas del cuerpo. El cambio de espiritualidad se ve no sólo en el mayor protagonismo de la Virgen (imagen de algo tan humano como el amor maternal) que ya no es el trono de Cristo, sino una madre que está de pie y tiene a su hijo en brazos, y de los santos (que han vivido en el mundo haciendo la voluntad de Dios), sino también en la apariencia del crucificado, que aparece más humano y cercano al hombre, al mostrar todo el sufrimiento de la Pasión: corona de espinas, sangre, desnudez, heridas, pies clavados uno sobre otro.








LA ESCULTURA GÓTICA EN EUROPA.- dejando aparte el caso de Italia (con fuerte influencia clásica, como vemos en los púlpitos de Nicola Pisano), va a prevalecer el estilo francés, que se extenderá por casi toda Europa, con una evolución hacia una mayor naturalidad en la que pueden diferenciarse tres etapas:
- en el s. XIII se mantiene todavía cierta severidad, pese a las novedades que ya hemos mencionado (ejemplo: portada de la catedral de Reims).
- en el s. XIV aparece el “gótico internacional”, con figuras más alargadas, curvilíneas y amaneradas, sinuosos plegados. Intentan plasmar lo anecdótico, pero también los sentimientos (ejemplo: ángel sonriente de Reims).

- en el s. XV las figuras son más movidas, patéticas y voluminosas (ejemplo: Pozo de Moisés, sepulcro de Felipe el Atrevido).


 ESCULTURA GÓTICA EN ESPAÑA.- En nuestro país se siguen los modelos franceses, si bien en la corona de Aragón se percibe cierta influencia italiana (ángel de la Lonja de Palma de Mallorca). Los ejemplos más antiguos los encontramos es las catedrales de León (Portada del Juicio, Virgen Blanca) y Burgos (Portada del Sarmental). Más evolucionados (s. XIV) son la Virgen Blanca de la catedral de Toledo y el San Carlomagno de Gerona, obra de Jaume Cascall.
La Virgen Blanca de León presenta algunos arcaísmos, como la falta de comunicación entre madre e hijo, pero la mímesis está muy bien conseguida en la proporción, y en las formas del cuerpo y pliegues de la ropa. Ambas figuras están sonriendo y bendiciendo, y se ha perdido la simetría, pues el niño está sobre un brazo de la Virgen, que aparece con una corona (reina del Cielo) y está pisando una serpiente, símbolo del mal.


En la portada del Sarmental, también del s. XIII, vemos 4 arquivoltas de arcos apuntados (la exterior sólo con decoración vegetal y las restantes con los personajes –ángeles músicos, los 24 ancianos del Apocalipsis- situados en la dirección de los arcos). Sobre el dintel aparecen los 12 apóstoles sentados bajo un dosel corrido, y sobre él los 4 evangelistas junto con sus símbolos (el Tetramorfos) y el ángel que los inspira, rodean a Cristo Juez (el Pantocrátor), que aparece sentado y bendiciendo. Si bien el tema es románico, hay jerarquía de respeto y las figuras tienen cierta severidad, también observamos naturalismo en los ropajes, los personajes se relacionan entre sí y las esculturas son prácticamente exentas




TEMA 15. PINTURA GÓTICA: GIOTTO Y LOS PRIMITIVOS FLAMENCOS
CARACTERÍSTICAS GENERALES.- Se va independizando de la arquitectura, de manera que el fresco es más raro (menos en Italia), desarrollándose la pintura sobre tabla: los trípticos, polípticos (portátiles) y el retablo. Éste se divide en calles verticales –pueden ir separadas por entrecalles– y cuerpos horizontales; abajo, en el banco o predela, hay tablas más pequeñas. En el centro, arriba, está el ático, y protegiendo al retablo por encima y a los lados, está el guardapolvo. Una novedad técnica importante es la invención de la pintura al óleo, que usa el aceite como aglutinante: permite colores más brillantes, detalles minúsculos, veladuras y repintes (tarda mucho en secar). La imitación de la realidad (mímesis) presenta grandes avances: proporción, representación del modelado, intentos de representar el paisaje y la perspectiva (aunque también se utilizan fondos neutros de pan de oro). Los colores y la luz tienen un gran valor simbólico. Las composiciones son más explícitas, siendo frecuente la simetría. La temática sigue siendo fundamentalmente religiosa, con finalidad más devocional que didáctica, con más humanización y cercanía. También aparece el retrato.
partes del retablo
Retablo de la Coronación. Teruel
Jan Van Eyck. Posible autorretrato
2. PERIODIZACIÓN Y ESCUELAS.- En el s. XIII aparece en Francia el Gótico Lineal, caracterizado por la importancia de la línea y la viveza del colorido. Buenos ejemplos son las vidrieras, y las miniaturas del Libro de las muy ricas horas del duque de Berry.
vidriera de Simón el Mago. Catedral de León
Partida de caza. Página del libro de horas del Duque de Berry
El hombre-zodíaco. Página del libro de horas del Duque de Berry

- En Italia encontramos el estilo Italo-Gótico; en un primer momento vemos cómo se va diferenciando de la pintura románica, aunque se basa en los modelos bizantinos (Duecento), con Cimabúe y Cavallini.
Cimabúe. Cristo crucificado. Detalle
Cimabúe. Cristo crucificado
Cimabúe. Maestá de la Santísima Trinidad
-En el Trecento vemos avances en la escuela Sienesa (Duccio, y especialmente Simone Martini, autor de una famosa anunciación enmarca por arcos góticos y con fondo de pan de oro) 
Duccio. Resurrección de Lázaro
Simone Martini. Anunciación
Simone Martini. El condottiero Guidoriccio da Fogliano
y sobre todo en la escuela Florentina, con Giotto, que trabaja a principios del s. XIV, considerado ya precursor de la pintura del Renacimiento Italiano y de los grandes maestros, pues al igual que Leonardo o Miguel Ángel también era escultor y arquitecto (el campanille de la catedral de Florencia es obra suya). Discípulo de Cimabúe, rompe con la rigidez anterior, dotando a su obra de un fuerte carácter intelectual influido por el ambiente urbano de la época, que empezaba a fijarse en el clasicismo grecorromano. Así, estudia e intenta representar la perspectiva, la tercera dimensión y el paisaje, creando una sensación de montaje escenográfico; utiliza amplios ropajes para dar corporeidad y volumen a las figuras, que también consigue gracias a los matices de luces y colores. Recurre a un amplio repertorio gestual para representar los variados sentimientos de los personajes. Conservamos importantes conjuntos de frescos, especialmente en la basílica de Asís relativos a la vida de San Francisco: los frescos, probablemente realizados también por ayudantes, son de finales del XIII o principios del XIV. En la Capilla de la Arena, en Padua, encontramos frescos que cubren por entero la única nave de la capilla: la pared occidental, a los pies del templo, está cubierta con un Juicio Fina", el arco de la cancela muestra una Anunciación y las áreas principales de las paredes tienen tres filas de pinturas que representan escenas de la vida de la Virgen y sus padres —Santa Ana y San Joaquín— y escenas de la vida de Cristo. Bajo estas escenas pueden verse alegorías, es decir, figuras humanas que personifican las Virtudes y los Vicios, pintadas en monocromía, simulando ser esculturas.
Giotto. frescos de la basílica de Asís
Giotto. San Francisco de Asís regalando el manto



Giotto. Frescos de la Capilla "de la Arena"
Giotto. Frescos de la "Capilla de la Arena"
-En Flandes, lejos de Italia, encontramos en el s. XV otro foco precursor del renacimiento: el de Primitivos Flamencos. Su pintura está directamente relacionada con el auge de la burguesía, pues muchos de los encargos religiosos eran de particulares que muchas veces y a partir de ahora van a aparecer retratados como donantes (los que pagan y ofrecen la obra artística). Y también va a ser muy importante el retrato no religioso. Desde el punto de vista estilístico destaca la técnica de los paños quebrados para representar las arrugas y pliegues de los vestidos. El uso del óleo va a permitir unas calidades inimaginables hasta entonces: piedra, terciopelo, brocados… Los primeros artistas que destacan son los hermanos Jan y Hubert Van Eyck, que pasan por ser los inventores de la técnica del óleo. Jan Van Eyck viajó por Francia, España y Portugal comisionado por el Duque de Borgoña, perfeccionando su estilo. Su intención es representar la realidad tal como la percibe el ojo humano, aunque de manera intuitiva y sin fundamentos matemáticos (como sí hacían los italianos), de manera que cometía algunos pequeños errores: excesivo detallismo, uso de varios puntos de fuga… Sus obras más conocidas son El Matrimonio Arnolfini, que representa un típico interior burgués y flamenco, con gran profundidad y cargado de símbolos, y el Políptico de Gante (también conocido como La adoración del Cordero Místico por el tema de su tabla principal) compuesto por 12 tablas interiores y 12 exteriores, que se cierran sobre las primeras. Otras obras suyas son la Virgen del Canciller Rollin y la Anunciación.
Jan Van Eyck.Virgen del canciller Rollin
personajes del Descendimiento de Roger Van Der Weiden
Por último e inclasificable, El Bosco; sus pinturas tienen un fuerte carácter moralizante y críticio, pero se desarrollan dentro de un mundo onírico, precursor del surrealismo, donde junto a convencionalismos góticos aparecen novedades (desnudos…) que preludian el Renacimiento. Su obra principal es el tríptico del Jardín de las Delicias, en el que representa en medio de numerosos símbolos, el Cielo, el pecado y el Infierno. Otras obras suyas son los siete pecados capitales, el carro del heno y la extracción de la piedra de la locura.

mesa de los Siete Pecados Capitales y las Postrimerías

el Jardín de las Delicias, cerrado


El Bosco. El Jardín de las Delicias

El Bosco. Extracción de la piedra de la locura
Jan Van Eyck. Anunciación
Jan y Hubert Van Eyck. Políptico de Gante
Jan Van Eyck. El matrimonio Arnolfini
Jan Van Eyck. Madonna del canónigo Van del Paele
Otros pintores seguidores de los Van Eyck son Memling, Gerard David, Hugo Van der Goes, y sobre todo, Roger Van del Weiden y Hieronimus Bosch, más conocido como El Bosco. Del primero se conserva un magnífico descendimiento del Prado: es una tabla de gran tamaño con un ático, de manera que los personajes son de tamaño natural y llenos de dramatismo. La composición es atrevida, aunque  carece de paisaje (fondo dorado). 
Roger Van Der Weiden. Descendimiento. Detalle