La alhambra: patio de Comares:
En la parte palaciega de la Alhambra de Granada. Es de un estilo artístico que se denomina “nazarí” por el nombre de la dinastía musulmana que gobernaba el reino de Granada en aquel tiempo. Se construyó a finales del s. XIV, y no conocemos el nombre de su autor. Está construido con diversos materiales: mármol, estuco, ladrillo, azulejo, e incluso madera. Es conocido como “patio de los arrayanes” debido a la presencia de dos macizos de estos arbustos. También se le conoce como “patio de Comares” por la torre del mismo nombre que preside este patio por su lado norte.
DESCRIPCIÓN.- Vemos un patio
rectangular y abierto de unos 40 por 15 metros, de arquitectura adintelada,
pues el valor sustentante de los arcos es reducido. La mayor parte de su
superficie se corresponde con un estanque también rectangular de 34 por 7
metros. En sus lados largos, flanquean el estanque dos tupidos macizos de
mirtos o arrayanes que dan nombre al patio. Entre los macizos de arrayanes y el
estanque o alberca hay un estrecho espacio de un metro de ancho, y entre los
macizos y las paredes laterales el espacio es más amplio (unos 4 metros). En
los extremos cortos encontramos unas fuentes o piletas redondas de mármol,
prácticamente a ras de suelo que abastecen de agua el estanque. A ambos lados
del patio se encuentran dos naves de aposentos y, en los lados menores, se
levantan unos pórticos, sostenidos por columnas de capiteles cúbicos, de siete
arcos semicirculares adornados con lacería de rombos calados e inscripciones de
alabanza a Dios. El arco central es mayor que los otros seis, y presenta las enjutas
macizas con decoración de ataurique y capiteles de mocárabes. Sobre las
columnas hay pilares que separan cada arco y que forman, con una moldura
horizontal bajo el alero, sendos alfices.
El pórtico norte cobija la Sala de la Barca, en
cuyos extremos encontramos dos pequeñas habitaciones o salas de espera. En
estos pórticos un zócalo de azulejo con decoración geométrica en vivos colores
protege el muro hasta una altura de 1,60 metros, encima del cual hay decoración
cúfica y geométrica hecha con yesería. En la parte superior de la galería
norte, tras la que se alza la Torre de Comares, existe un parapeto con dos
pequeñas torres laterales, que se rehicieron en 1890 al arder el techo de esta
galería y el de la sala siguiente
La galería sur tiene en sus extremos alacenas con vasares de mocárabes.
Las dependencias que existían en este pórtico sur fueron parcialmente demolidas
para construir el Palacio de Carlos V. En la planta superior, sobre un corredor
con 7 pequeñas ventanas coronadas con arco de herradura y alfiz (la del centro
geminada), encontramos una galería de siete arcos y el del centro con su parte
más elevada hecha de zapatas de madera,
escalonadas y cubiertas de ataurique, con celosías de fines de siglo XIX.
Como también ha ocurrido con otras zonas de la
Alhambra, ha habido algunos cambios importantes, comenzando por el palacio de
Carlos V que domina el lado sur, o el incendio que hizo caer las pequeñas
torres que flanquean la de Comares. La principal restauración se hizo a finales
del s. XIX, homogeneizando el espacio, y restaurando especialmente los pórticos
y el suelo.
Patio de los leones en la alhambra;
PRESENTACIÓN.- Se
trata de un espacio arquitectónico, concretamente un patio situado en la parte
privada y residencial de la Alhambra de Granada. Es de un estilo artístico que
se denomina “nazarí” por el nombre de la dinastía musulmana que gobernaba el
reino de Granada en aquel tiempo. Se construyó a finales del s. XIV, y no
conocemos el nombre de su autor. Está construido con diversos materiales:
mármol, estuco, ladrillo, azulejo, e incluso madera. Es conocido como “patio de
los Leones” debido a la presencia de estos animales sosteniendo una fuente en
el centro del patio.
DESCRIPCIÓN.- Vemos
un patio rectangular con pórticos en los cuatro lados. En los cortos
avanzan sendos porches de planta cuadrada.
Todo ello sostenido sobre columnas marmóreas muy finas a veces sueltas,
o agrupadas de dos en dos o de tres en tres, e incluso de cuatro en cuatro, con
basa de escocia, numerosos collarines superiores, capiteles con dos cuerpos,
cilíndrico y cúbico con ataurique en yeso. Los soportes son en dintel y los
arcos sólo cuelgan como decoración en yeso (arquitectura falsa), peraltados,
acampanados o en uve invertida. En el centro una fuente circular se sostiene
sobre unos leones de torpe ejecución. Por el suelo, de la misma fuente parten
unos estrechos canales de mármol que llegan hasta unas pequeñas fuentes a ras
de suelo bajo los porches y bajo la parte media de los lados más largos. Una maravillosa decoración lo cubre todo. Es
precisamente la decoración el elemento principal y más espectacular de este
patio, pues todo está decorado, sin un espacio vacío (horror vacui), combinándose y alternándose a la perfección los tres
elementos esenciales de la decoración islámica: el ataurique o decoración
vegetal, la lacería o decoración geométrica y la decoración epigráfica o
cúfica.
COMENTARIO.- Este patio
forma parte de lo que podríamos llamar el Palacio de los Leones, en realidad la
parte privada de la zona palaciega de la Alhambra (la zona pública está en
torno al Patio e los Arrayanes). En tres de sus lados se encuentran salas con
falsas pero muy espectaculares bóvedas de mocárabes y zócalos alicatados (la
sala de los Mocárabes, sala de las Dos Hermanas, de los Abencerrajes). En este
patio todo invita al recogimiento y a la tranquilidad, pero también a la
sensualidad. Utilizando materiales pobres, el arquitecto combina los volúmenes
arquitectónicos, el cielo, el agua, los colores y sonidos para realizar un
espacio único y sensual: el frescor y el rumor del agua de las fuentes, el
contraste de colores entre el blanco del suelo y las paredes con el color
oscuro de los tejados, las luces y los espacios en penumbra donde la luz entra
tamizada por los huecos de las yeserías… Les interesa sólo lo sensual de la
arquitectura, la belleza perceptible por los sentidos. La fuente y los leones
proceden de la casa de un primer ministro (visir) de nacionalidad judía. Los 12
leones representan a las 12 tribus de Israel, y alrededor del borde de la pila
hay una inscripción alusiva al bello efecto que produce el agua al resbalar por
el borde de la piedra “A tan diáfano tazón, tallada perla, por orlas el aljófar
remansado, y va entre margaritas el argento, fluido y también hecho blanco y
puro. Tan afín es lo duro y lo fluyente que es difícil saber cuál de ellos
fluye”).
El patio y las salas anexas están recorridas por fuentes y canales,
que aportan frescor y sonido. Todo este conjunto de habitaciones y salas
privadas se completaba con una zona de baños semisubterráneos, lo que
contribuía a que conservaran una temperatura templada en invierno y en verano,
aunque contaban con calefacción subterránea al estilo romano (hipocaustum).
También es importante tener en cuenta el valor simbólico del conjunto: para los
musulmanes, el jardín es la representación del Paraíso. Por ello los cuatro
canales que se cruzan en el centro son los cuatro ríos del Paraíso (Tigris,
Éufrates, Pisón y Guijón). En cambio, y por contraste, el techo de los porches
que avanzan hacia el centro recuerdan tiendas beduinas. El patio fue restaurado
en el s. XIX. El techo del pórtico es un artesonado de lacería, mientras que el
de los porches es una especie de cúpula de madera.
Probablemente, el primer gran empeño artístico de los omeyas.
Las razones de su construcción no se encuentran en fuentes literarias ni epigráficas, pero la ubicación de la mezquita en el monte Moriah, el hecho de que es tradicionalmente aceptada como emplazamiento del templo judío y relacionada con muchas otras leyendas y acontecimientos históricos, su decoración con cruces bizantinas y sasánidas y joyas rodeadas de motivos vegetales, su dominio sobre el paisaje urbano de Jerusalén y sus inscripciones de citas coránicas muy elegidas sugieren que el propósito original de esta construcción era conmemoras la victoria del Islam que completa la revelación de los otros dos credos monoteístas, y competir en esplendor y magnificencia con los grandes santuarios cristianos.
El edificio está admirablemente situado en una plataforma artificial que forma parte de una zona conocido hoy como Haram al-Sharif (“el noble y sagrado recinto”).
La mezquita tiene una gran cúpula central de unos 20 metros de diámetro por 25 de altura. Está ricamente decorada; los techos de la mezquita octagonal son de madera tallada de la época otomana, las paredes y los pilares interiores está cubiertos de mármol, los mosaicos decoran la parte superior de los pilares. Junto con los motivos clásicos, los mosaicos tienen palmetas, alas y flores compuestas de origen iraní. En un principio mosaico y mármol adornaban el exterior, pero en la época otomana fueron sustituidos casi por completo por unas magníficas baldosas turcas.
Sigue las normas arquitectónicas del imperio cristiano en sus características principales; pertenece a la categoría de edificios de planta central conocidos como martyria y se relaciona estrechamente con los grandes santuarios cristianos de la Ascensión y la Anastasis.
Su rasgo artístico más significativo es la creación de una nueva relación entre arquitectura y decoración; hasta entonces el Mediterráneo había mantenido en principio clásico de la decoración ornamental al servicio de la arquitectura. Otro rasgo original es la forma como la cúpula sobresale del octágono; el diseñador omeya hizo que la cúpula fuera más llamativa por fuera que por dentro.
Muchos dicen que el edificio daba dos mensajes: uno para proclamar al resto de la ciudad que el Islam había santificado el templo judío y el otro para dar una impresión de lugar sagrado lleno de lujo para usos limitados e internos
La mezquita de Córdoba:
Presentación.- Arte
Hispanomusulmán de los siglos VIII al X. Se trata de la planta de la mezquita
de Córdoba, un edificio de carácter religioso. Se desconoce el nombre de los
arquitectos, aunque conocemos los de quienes la mandaron construir.
Descripción.- Dos partes
fundamentales se pueden señalar en esta estructura: el patio (sahn) descubierto, en el que se observa
el emplazamiento del alminar o minarete
de planta cuadrada (desde donde el almuédano
o muecín invitaba a la plegaria) y la fuente (sabil) para las abluciones obligatorias antes de entrar en la gran
sala de oración haram), cubierta y
dividida por 18 hileras de columnas que forman 19 naves (todas ellas orientadas
perpendicularmente al muro de la quibla –erróneamente
orientada al sur-, en el que destaca como elemento sobresaliente el mirhab, precedido por la maxura, que era el lugar de rezo del
califa). El muro que rodea el edificio está horadado por 18 puertas en tres de
sus cuatro lados (no las hay en la quibla). Vemos también unos pilares que
indican sucesivas ampliaciones.
En el interior destaca el mármol oscuro de las columnas, y la caliza y el ladrillo alternado el color
de las dovelas de los arcos, que al igual que la superposición de los mismos,
son elementos copiados del Acueducto de los Milagros en Mérida. Los soportes
son de tipo adintelado reforzado con arcos, y la delgadez de los soportes nos
indica que la cubierta es ligera. El
problema del cubrimiento de una superficie tan grande se solucionó mediante la
construcción de estrechas naves paralelas con cubierta a dos aguas, separadas
por hileras de dos soportes superpuestos, una columna y sobre ella un pilar.
El pilar soporta arcos de medio punto sobre los cuales descansa la techumbre de
madera. Al exterior, cada hilera de columnas y pilares sostiene un canal de
desagüe en el exterior, como si se tratara de 19 pequeños acueductos. Los arcos
de herradura (que descansan sobre modillones de rollo) funcionan como tirantes,
para evitar la curvatura de los soportes, y los de medio punto sostienen
directamente la cubierta. La superposición de arcos y la multitud de soportes
producen el “efecto bosque” y muchas líneas de perspectiva.
El espacio parece indiferenciado, es una sucesión de naves idénticas
sin jerarquía ni localidad. No hay simbología en planta y es ideal para
albergar grandes muchedumbres. Es un espacio oscuro por la falta de vanos.
Sólidos muros delimitan el espacio arquitectónico exteriormente,
robustecidos con contrafuertes que, en el muro de la quibla, coinciden con los
ejes que separan las distintas naves. Se rematan exteriormente con almenas, lo
que sugiere en la mezquita la idea de fortaleza.
Además se introducen novedades importantes como las bóvedas de nervios
o califales, montadas sobre trompas y con bóvedas gallonadas en el centro. Se
introduce además el arco polilobulado y
entrecruzado, el arco califal excéntrico del Mihrab, la decoración de ataurique,
lacerías y escritura cúfica, además del mosaico vidriado, realizado por
artistas bizantinos.
El edificio resume por sí solo el arte del Emirato y el esplendor del
Califato hasta la llegada del periodo de Reinos Taifas. Sus ampliaciones van
asociadas al crecimiento físico, económico y cultural de Córdoba.
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