domingo, 9 de noviembre de 2014

Arte Islámico







La alhambra: patio de Comares:

 En la parte palaciega de la Alhambra de Granada. Es de un estilo artístico que se denomina “nazarí” por el nombre de la dinastía musulmana que gobernaba el reino de Granada en aquel tiempo. Se construyó a finales del s. XIV, y no conocemos el nombre de su autor. Está construido con diversos materiales: mármol, estuco, ladrillo, azulejo, e incluso madera. Es conocido como “patio de los arrayanes” debido a la presencia de dos macizos de estos arbustos. También se le conoce como “patio de Comares” por la torre del mismo nombre que preside este patio por su lado norte.
DESCRIPCIÓN.- Vemos un patio rectangular y abierto de unos 40 por 15 metros, de arquitectura adintelada, pues el valor sustentante de los arcos es reducido. La mayor parte de su superficie se corresponde con un estanque también rectangular de 34 por 7 metros. En sus lados largos, flanquean el estanque dos tupidos macizos de mirtos o arrayanes que dan nombre al patio. Entre los macizos de arrayanes y el estanque o alberca hay un estrecho espacio de un metro de ancho, y entre los macizos y las paredes laterales el espacio es más amplio (unos 4 metros). En los extremos cortos encontramos unas fuentes o piletas redondas de mármol, prácticamente a ras de suelo que abastecen de agua el estanque. A ambos lados del patio se encuentran dos naves de aposentos y, en los lados menores, se levantan unos pórticos, sostenidos por columnas de capiteles cúbicos, de siete arcos semicirculares adornados con lacería de rombos calados e inscripciones de alabanza a Dios. El arco central es mayor que los otros seis, y presenta las enjutas macizas con decoración de ataurique y capiteles de mocárabes. Sobre las columnas hay pilares que separan cada arco y que forman, con una moldura horizontal bajo el alero, sendos alfices.
El pórtico norte cobija la Sala de la Barca, en cuyos extremos encontramos dos pequeñas habitaciones o salas de espera. En estos pórticos un zócalo de azulejo con decoración geométrica en vivos colores protege el muro hasta una altura de 1,60 metros, encima del cual hay decoración cúfica y geométrica hecha con yesería. En la parte superior de la galería norte, tras la que se alza la Torre de Comares, existe un parapeto con dos pequeñas torres laterales, que se rehicieron en 1890 al arder el techo de esta galería y el de la sala siguiente
La galería sur tiene en sus extremos alacenas con vasares de mocárabes. Las dependencias que existían en este pórtico sur fueron parcialmente demolidas para construir el Palacio de Carlos V. En la planta superior, sobre un corredor con 7 pequeñas ventanas coronadas con arco de herradura y alfiz (la del centro geminada), encontramos una galería de siete arcos y el del centro con su parte más  elevada hecha de zapatas de madera, escalonadas y cubiertas de ataurique, con celosías de fines de siglo XIX.
COMENTARIO.- Este patio está comprendido dentro de la zona pública de la Alhambra, y forma un conjunto con otras estancias, como el Mexuar (lugar donde se impartía justicia), el Salón Dorado (espacio de transición entre el Mexuar y y el Salón del Trono), y el propio Salón del Trono o de Embajadores. Es un buen ejemplo de cómo los arquitectos de la Alhambra, usando materiales sencillos y pobres, eran capaces de combinar los volúmenes arquitectónicos, el cielo, la vegetación, el agua, los colores, olores y sonidos para realizar un espacio único y sensual: el cielo y la torre reflejados en el agua, el rumor de ésta al caer a poca altura de las fuentes, el contraste de colores entre el blanco del suelo y las paredes, y el verde de los arrayanes y del estanque, que según el ángulo en el que se contemple, refleja el azul del cielo o el blanco de los muros, a lo que se suma el agradable aroma de los mirtos. Todo invita, en este caso, al paseo y a la reflexión. No olvidemos que este patio era una especie de antesala del salón del trono del rey de Granada, que se encuentra precisamente en la Torre de Comares, o Torre de Embajadores. Así, este lugar, con sus alargados y estrechos pasillos donde a duras penas pueden pasear más de tres personas juntas, era ideal para conversar y llegar a acuerdos antes de ser recibidos por el monarca.
Como también ha ocurrido con otras zonas de la Alhambra, ha habido algunos cambios importantes, comenzando por el palacio de Carlos V que domina el lado sur, o el incendio que hizo caer las pequeñas torres que flanquean la de Comares. La principal restauración se hizo a finales del s. XIX, homogeneizando el espacio, y restaurando especialmente los pórticos y el suelo.


 


Patio de los leones en la alhambra;
 

PRESENTACIÓN.- Se trata de un espacio arquitectónico, concretamente un patio situado en la parte privada y residencial de la Alhambra de Granada. Es de un estilo artístico que se denomina “nazarí” por el nombre de la dinastía musulmana que gobernaba el reino de Granada en aquel tiempo. Se construyó a finales del s. XIV, y no conocemos el nombre de su autor. Está construido con diversos materiales: mármol, estuco, ladrillo, azulejo, e incluso madera. Es conocido como “patio de los Leones” debido a la presencia de estos animales sosteniendo una fuente en el centro del patio.
DESCRIPCIÓN.- Vemos un patio rectangular con pórticos en los cuatro lados. En los cortos avanzan sendos porches de planta cuadrada.  Todo ello sostenido sobre columnas marmóreas muy finas a veces sueltas, o agrupadas de dos en dos o de tres en tres, e incluso de cuatro en cuatro, con basa de escocia, numerosos collarines superiores, capiteles con dos cuerpos, cilíndrico y cúbico con ataurique en yeso. Los soportes son en dintel y los arcos sólo cuelgan como decoración en yeso (arquitectura falsa), peraltados, acampanados o en uve in­vertida. En el centro una fuente circular se sostiene sobre unos leones de torpe ejecución. Por el suelo, de la misma fuente parten unos estrechos canales de mármol que llegan hasta unas pequeñas fuentes a ras de suelo bajo los porches y bajo la parte media de los lados más largos. Una maravillosa decoración lo cubre todo. Es precisamente la decoración el elemento principal y más espectacular de este patio, pues todo está decorado, sin un espacio vacío (horror vacui), combinándose y alternándose a la perfección los tres elementos esenciales de la decoración islámica: el ataurique o decoración vegetal, la lacería o decoración geométrica y la decoración epigráfica o cúfica.
COMENTARIO.- Este patio forma parte de lo que podríamos llamar el Palacio de los Leones, en realidad la parte privada de la zona palaciega de la Alhambra (la zona pública está en torno al Patio e los Arrayanes). En tres de sus lados se encuentran salas con falsas pero muy espectaculares bóvedas de mocárabes y zócalos alicatados (la sala de los Mocárabes, sala de las Dos Hermanas, de los Abencerrajes). En este patio todo invita al recogimiento y a la tranquilidad, pero también a la sensualidad. Utilizando materiales pobres, el arquitecto combina los volúmenes arquitectónicos, el cielo, el agua, los colores y sonidos para realizar un espacio único y sensual: el frescor y el rumor del agua de las fuentes, el contraste de colores entre el blanco del suelo y las paredes con el color oscuro de los tejados, las luces y los espacios en penumbra donde la luz entra tamizada por los huecos de las yeserías… Les interesa sólo lo sensual de la arquitectura, la belleza perceptible por los sentidos. La fuente y los leones proceden de la casa de un primer ministro (visir) de nacionalidad judía. Los 12 leones representan a las 12 tribus de Israel, y alrededor del borde de la pila hay una inscripción alusiva al bello efecto que produce el agua al resbalar por el borde de la piedra “A tan diáfano tazón, tallada perla, por orlas el aljófar remansado, y va entre margaritas el argento, fluido y también hecho blanco y puro. Tan afín es lo duro y lo fluyente que es difícil saber cuál de ellos fluye”). 
El patio y las salas anexas están recorridas por fuentes y canales, que aportan frescor y sonido. Todo este conjunto de habitaciones y salas privadas se completaba con una zona de baños semisubterráneos, lo que contribuía a que conservaran una temperatura templada en invierno y en verano, aunque contaban con calefacción subterránea al estilo romano (hipocaustum). También es importante tener en cuenta el valor simbólico del conjunto: para los musulmanes, el jardín es la representación del Paraíso. Por ello los cuatro canales que se cruzan en el centro son los cuatro ríos del Paraíso (Tigris, Éufrates, Pisón y Guijón). En cambio, y por contraste, el techo de los porches que avanzan hacia el centro recuerdan tiendas beduinas. El patio fue restaurado en el s. XIX. El techo del pórtico es un artesonado de lacería, mientras que el de los porches es una especie de cúpula de madera.
Cupula de la roca:
 http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/27/DomeOfTheRock.jpg
Probablemente, el primer gran empeño artístico de los omeyas.

Las razones de su construcción no se encuentran en fuentes literarias ni epigráficas, pero la ubicación de la mezquita en el monte Moriah, el hecho de que es tradicionalmente aceptada como emplazamiento del templo judío y relacionada con muchas otras leyendas y acontecimientos históricos, su decoración con cruces bizantinas y sasánidas y joyas rodeadas de motivos vegetales, su dominio sobre el paisaje urbano de Jerusalén y sus inscripciones de citas coránicas muy elegidas sugieren que el propósito original de esta construcción era conmemoras la victoria del Islam que completa la revelación de los otros dos credos monoteístas, y competir en esplendor y magnificencia con los grandes santuarios cristianos.

El edificio está admirablemente situado en una plataforma artificial que forma parte de una zona conocido hoy como Haram al-Sharif (“el noble y sagrado recinto”).
La mezquita tiene una gran cúpula central de unos 20 metros de diámetro por 25 de altura. Está ricamente decorada; los techos de la mezquita octagonal son de madera tallada de la época otomana, las paredes y los pilares interiores está cubiertos de mármol, los mosaicos decoran la parte superior de los pilares. Junto con los motivos clásicos, los mosaicos tienen palmetas, alas y flores compuestas de origen iraní. En un principio mosaico y mármol adornaban el exterior, pero en la época otomana fueron sustituidos casi por completo por unas magníficas baldosas turcas.
Sigue las normas arquitectónicas del imperio cristiano en sus características principales; pertenece a la categoría de edificios de planta central conocidos como martyria y se relaciona estrechamente con los grandes santuarios cristianos de la Ascensión y la Anastasis.

Su rasgo artístico más significativo es la creación de una nueva relación entre arquitectura y decoración; hasta entonces el Mediterráneo había mantenido en principio clásico de la decoración ornamental al servicio de la arquitectura. Otro rasgo original es la forma como la cúpula sobresale del octágono; el diseñador omeya hizo que la cúpula fuera más llamativa por fuera que por dentro.

Muchos dicen que el edificio daba dos mensajes: uno para proclamar al resto de la ciudad que el Islam había santificado el templo judío y el otro para dar una impresión de lugar sagrado lleno de lujo para usos limitados e internos


La mezquita de Córdoba:

Presentación.- Arte Hispanomusulmán de los siglos VIII al X. Se trata de la planta de la mezquita de Córdoba, un edificio de carácter religioso. Se desconoce el nombre de los arquitectos, aunque conocemos los de quienes la mandaron construir.
Descripción.- Dos partes fundamentales se pueden señalar en esta estructura: el patio (sahn) descubierto, en el que se observa el emplazamiento del alminar o minarete de planta cuadrada (desde donde el almuédano o muecín invitaba a la plegaria) y la fuente (sabil) para las abluciones obligatorias antes de entrar en la gran sala de oración haram), cubierta y dividida por 18 hileras de columnas que forman 19 naves (todas ellas orientadas perpendicularmente al muro de la quibla –erróneamente orientada al sur-, en el que destaca como elemento sobresaliente el mirhab, precedido por la maxura, que era el lugar de rezo del califa). El muro que rodea el edificio está horadado por 18 puertas en tres de sus cuatro lados (no las hay en la quibla). Vemos también unos pilares que indican sucesivas ampliaciones.
En el interior destaca el mármol oscuro de las columnas,  y la caliza y el ladrillo alternado el color de las dovelas de los arcos, que al igual que la superposición de los mismos, son elementos copiados del Acueducto de los Milagros en Mérida. Los soportes son de tipo adintelado reforzado con arcos, y la delgadez de los soportes nos indica que la cubierta es  ligera. El proble­ma del cubrimiento de una superficie tan grande se solucionó mediante la construcción de estrechas naves paralelas con cubierta a dos aguas, separadas por hileras de dos sopor­tes superpuestos, una columna y sobre ella un pilar. El pilar soporta arcos de medio punto sobre los cuales descansa la techumbre de madera. Al exterior, cada hilera de columnas y pilares sos­tiene un canal de desagüe en el exterior, como si se tratara de 19 pequeños acueductos. Los arcos de herradura (que descansan sobre modillones de rollo) funcionan como tirantes, para evitar la curvatura de los soportes, y los de medio punto sostienen directamente la cubierta. La superposición de arcos y la multitud de soportes producen el “efecto bosque” y muchas líneas de perspectiva.
El espacio parece indiferenciado, es una sucesión de naves idénticas sin jerarquía ni localidad. No hay simbología en planta y es ideal para albergar grandes muchedumbres. Es un espacio oscuro por la falta de vanos.
Comentario.-  Se puede seguir la evolución que a lo largo de los siglos experimentó esta obra en sucesivas ampliaciones. La primitiva mezquita es obra de Abderramán I (756-788), realizada sobre la Iglesia visigoda de San, con 11 naves y un patio. Abd al-Rahman II alargó el antiguo edificio en dirección sur derribando la quibla en el año 848. Abderramán III ordenó derribar el alminar primitivo y construir uno nuevo, ampliando el patio hacia el norte. Al-Hakem II amplió más aún las once naves hasta el Guadalquivir en el 961, levantó la Maxura nueva y se construyó el Mihrab definitivo. Algunos años después, Almanzor (valido de Hixem II) se decidió a ampliarla por el lado oriental en 987, que era el único por el que se podía hacer, añadiéndole 8 naves más y ampliando el patio en la misma dirección. Este último ensanche produjo la descentralización del mirhab.
Sólidos muros delimitan el espacio arquitectónico exteriormente, robustecidos con contrafuertes que, en el muro de la quibla, coinciden con los ejes que separan las distintas naves. Se rematan exteriormente con almenas, lo que sugiere en la mezquita la idea de fortaleza.
Además se introducen novedades importantes como las bóvedas de nervios o califales, montadas sobre trompas y con bóvedas gallonadas en el centro. Se introduce además el arco  polilobulado y entrecruzado, el arco califal excéntrico del Mihrab, la decoración de ataurique, lacerías y escritura cúfica, además del mosaico vidriado, realizado por artistas bizantinos.
El edificio resume por sí solo el arte del Emirato y el esplendor del Califato hasta la llegada del periodo de Reinos Taifas. Sus ampliaciones van asociadas al crecimiento físico, económico y cultural de Córdoba.


No hay comentarios:

Publicar un comentario