domingo, 26 de abril de 2015

Historia del arte: el barroco II

En Flandes triunfará el colorido y movimiento de Pedro Pablo Rubens, autor de numerosas obras religiosas, mitológicas y retratos. Su formación es italiana, donde recogió la influencia de Carracci y Caravaggio, el sentido de la tridimensionalidad, el movimiento y el dramatismo, y el colorido de la escuela veneciana. Así, su pintura se caracteriza por los contrastes lumínicos, las figuras en movimiento, miguelangelescas y musculosas, los ropajes ondulantes y de colores vivos, la asimetría y la expresividad de los rostros. Su pintura evoluciona hacia una pincelada más suelta y composiciones más equilibradas, y con mayor protagonismo del paisaje. Su taller fue inmenso (unos 200 trabajadores), y destacó no sólo como pintor sino como diplomático. De hecho, es el modelo de cortesano-pintor que quiso seguir Velázquez. Sus principales obras son la elevación de la cruz, el rapto de las hijas de Leucipo, la adoración de los magos y Las tres Gracias.
Rubens. Tríptico de la Elevación de la Cruz
Rubens. Adoración de los Magos
Rubens. Las Tres Gracias

En Holanda, donde había triunfado el protestantismo, los temas religiosos no fueron tan importantes, pero sí los retratos (muchas veces colectivos, debido a la importancia de las corporaciones burguesas), el paisaje y la vida cotidiana. Es importante la influencia del realismo y tenebrismo caravaggiano. Aparte de Franz Hals y Vermeer (paisajes, interiores…), Rembrandt es el pintor más importante del barroco holandés. Gran retratista (y autorretratista, pues se hizo más de 100), representó a los retratados con gran realismo, ayudándose del claroscuro para resaltar las expresiones de los rostros de los personajes. Tras una primera etapa en la que es evidente la influencia de Caravaggio, se traslada a Ámsterdam, donde se casa y se hace rico y famoso por sus retratos (lección de anatomía del dr. Tulp). También pinta un descendimiento inspirado en el de Rubens, pero acorde con su estilo más realista y tenebrista, y paisajes románticos y fantásticos. Hacia 1640 su estilo pasa de moda, pues se impone el colorismo y elegancia de Van Dyck, en la línea de Rubens. Sin embargo es ahora cuando realiza uno de los cuadros que le dieron más fama en vida: la Ronda de Noche, un retrato colectivo realizado de manera muy original. En su última etapa su pintura se hace más espiritual y sensible, su pincelada se hace más suelta, casi impresionista (el buey desollado, el regreso del hijo pródigo).
Rembrandt. "Ronda de noche"
Rembrandt. El regreso del Hijo Pródigo
Rembrandt. Lección de anatomía del doctor Tulp

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