domingo, 26 de octubre de 2014

arquitectura romana

Basílica de Majencio.
Se trata de una obra arquitectónica de autor desconocido, situada en Roma y construida a comienzos del siglo IV. Es la Basílica de Majencio, un edificio de carácter civil. Su estilo es romano, de época imperial. Los materiales utilizados son opus cementicium y ladrillo. Originalmente, el interior estaba recubierto de placas de mármol de colores. Su estado de conservación no es bueno, pues han desaparecido las dos terceras partes de edificio. Lo que vemos en la fotografía es una de las naves laterales del edificio.

La basílica romana solía ser una gran sala rectangular de una o más naves, siempre en número impar. Cuando había varias naves, la central era más ancha y alta que las otras. Al ser más alta, se abrían vanos en ella para iluminar el interior del recinto. En la de Majencio, en uno de sus lados cortos se encontraba una exedra o ábside para la presidencia; se entraba al recinto por el lado opuesto, y tenía un segundo ábside (como vemos en la fotografía) en el centro de uno de sus lados largos. Su uso era muy variado. Podía servir para mercado, transacciones financieras y, más ordinariamente, para administrar la justicia.
La basílica era de tres naves y tenía la estructura que hemos comentado antes. La cubrición de esta construcción es de lo más interesante. La nave central, formada por tres tramos, estaba cubierta con una bóveda de arista(dos bóvedas de cañón que se cruzan) en cada tramo, que repartían el peso puntualmente a sendos contrafuertes. El espacio entre estos gruesos contrafuertes se aprovechó para cubrirlos con bóvedas de cañón, que van en sentido transversal a la nave central. Estos espacios constituían las naves laterales. Gigantescas columnas estriadas de mármol simulaban soportar el peso de las bóvedas centrales. Pero el principal elemento sustentante era el muro, por lo que las columnas tenían, y no era raro en el arte romano, una función meramente decorativa, no de sostén.
os gruesos muros que hacían de contrafuertes permitieron abrir en ellos puertas para pasar por las naves laterales mientras en la nave central se estaban celebrando juicios o reuniones. Se evitaba así el colapso funcional del edificio.
La decoración del edifico se realizaba con las columnas y con los casetones que adornaban las bóvedas de cañón. Este artesonado tenía una doble función, técnica, menos peso de la bóveda y más económica, y estética, pues era más decorativo. El exterior y el interior presentaban un contraste acentuado. El interior era de un lujo desbordante, destacando la grandiosidad de las bóvedas con su altura (35 ms) y los casetones que la adornaban. El revestimiento era muy lujoso, a base de placas de mármol y estuco. Además, la luz que entraba por amplios ventanales y que iluminaba todo el interior, acentuaba aún más la sensación de amplitud. Fue novedad el uso del ladrillo cara vista, monocromo y austero; pues si es de buena fábrica, no necesitaba del revestimiento del mármol ni del estuco pintado
La derrota de Majencio en el Puente Milvio puso la basílica al servicio del vencedor, Constantino, y se introdujeron algunos cambios. Se construyó, en el lado norte, un nuevo ábside en la estancia central, y en el lado sur una puerta precedida de un pórtico. 


Termas de Caracalla

Se trata de un edificio de la época del imperio romano (216 d. C.) que destaca por sus enormes dimensiones, con más de trecientos metros de lado en su fachada. Está en Roma. Se trata de unas termas, un edificio dedicado al ocio. Fue mandado construir por el emperador Caracalla, de la dinastía de los Severos. Como materiales constructivos utiliza ladrillo, cemento y también piedra, y en sus momentos de esplendor estaba recubierto en su interior con placas de mármol de diversos colores. No conocemos el nombre del arquitecto

Su esquema en planta insiste en el mismo empleado en las termas de Trajano y que se repetirá más tarde en las de Diocleciano: un gran recinto cuadrado con jardines y pistas al aire libre para juegos y ejercicios atléticos, conversación, lectura, conferencias, y al fondo un graderío desde el que se contemplaba el amplio patio en el que se ejecutaban diversos espectáculos.
El edificio propiamente dicho contaba también con numerosas salas, cuyo uso no siempre resulta fácilmente identificable. En los extremos laterales se abrían sendas palestras, mientras en la entrada había una gran piscina (Natatio) en primer término, flanqueada por los apodyterium  o vestuarios.
Inmediatamente después se accedía al centro  del edificio, ocupado por una inmensa sala triple, el frigidarium, una piscina de 100 x 25, cubierta por una cúpula de 35 m. de altura. Se cubre con tres bóvedas de arista, apoyadas directamente sobre el muro, aunque, a modo de ornamentación se elevan también ocho columnas adosadas. Seguía un sala de tránsito, el tepidarium o sala templada, y finalmente se llegaba a una amplia sala redonda, cubierta con cúpula de media naranja donde se localizaba el caldarium.
Los sistemas constructivos en las Termas de Caracalla son los habituales en Roma desde época de Adriano: hormigón, arcos de descarga en los muros con revestimientos de mármoles y estucos, (como en el Panteón). Hay, no obstante, una novedad importante: en alguna de las salas se emplea por primera vez la “pechina” como elemento que permitiera asentar cúpulas en estancias de planta cuadrangular

Las termas eran instalaciones públicas deportivas y de baños, que gozaron de gran popularidad en Roma. Se basaron en los gimnasios helenísticos. Hombres y mujeres acudían a diferentes zonas o en horarios distintos. Los ricos tenían pequeñas termas privadas.
Tenían el sistema de calentamiento bajo el suelo o hipocausto, con una sucesión de piscinas a diferente temperatura. Tras desnudarse en el apodyterium, el usuario podía hacer ejercicio en la palestra, bañarse en el agua caliente del caldarium, descansar en la sala templada o tepidarium y nadar en la piscina del frigidarium. Aparte existían salas de lectura, de reuniones…
Comenzadas en época del padre de Caracalla Septimio Severo, se inauguran en el 216, si bien no se terminaron hasta unos años después, sufriendo además importantes reformas en épocas posteriores, concretamente durante el reinado de los dos últimos miembros de la dinastía de los Severos, Heliogábalo (218-222) y Alejandro Severo (222-235). Se dejaron de utilizar tras la llegada de los bárbaros, y corrieron la misma suerte que otros edificios, siendo desmantelados y usados como material de construcción.


 Teatro de Mérida.

e trata del teatro de Mérida (la antigua Emerita Augusta)
Inaugurado ente el 16 y 15 a.C. de época romana. Sin embargo, la Scena se contruyó en época de Trajano (sobre el año 100). Es un edificio destinado al ocio, aunque también tiene cierto carácter religioso.

Este teatro responde al tipo de modelo de teatro romano según los cánones que el arquitecto Vitrubio expuso en su de Architectura. Es un ejemplar que sigue la tipología del teatro, equiparable a los realizados en Roma, como el Teatro de Pompeyo, o el Teatro Augusto de Ostia, con los que presenta ciertas afinidades. Tiene una capacidad para cerca de 6.000 espectadores, número adecuado para una capital que recibiría espectadores de toda la provincia.
Tanto el teatro como el anfiteatro aprovechan, en su parte más baja, la ladera del cerro de San Albin para apoyar parte de la cavea, economizando de esta manera esfuerzos y materiales de construcción. La orquestra es de forma semicircular, (y no circular como la griega),  y todavía conserva  el pavimento original de losas de mármol. En este lugar hay tres gradas para los notables de la ciudad.
El hemiciclo en que están colocadas las gradas (cavea o graderío) es de forma semicircular y está dividida en tres tramos para acoger, diferenciadamente, a las distintas clases sociales. La ima cavea (inferior), el sector preferente y más próximo al espectáculo, tiene 23 gradas y una dotación de puertas, escalerillas y pasillos que permitía una fluida entrada y salida de los espectadores. Tanto la media cavea, como la summa cavea tienen menos desarrollo, con cinco gradas respectivamente. Además de las trece puertas de acceso al graderío, tiene dos más, laterales, para entrar en la escena,  todas ellas con pasillos abovedados. 
La imagen más conocida de este teatro es la parte de la escena, montada sobre un alto podio de 2,5 m. Está formada por dos cuerpos de columnas corintias de fuste liso y alcanza los 30 metros de altura. Entre las columnas del frente de la escena se abren las tres puertas de acceso a la escena: una central (valva regia) y dos laterales (valvae hospitalia). El conjunto se completaba con unas esculturas colocadas entre las columnas, sin que se sepa exactamente su disposición original. El mármol utilizado es de diferentes colores. En la parte posterior de la escena, fuera del teatro en sí, se construyo un jardín porticado, presidido por una pequeña cámara consagrada al culto imperial. En el fondo, en un lateral de la plaza, se localizan unas letrinas de uso público. 

Este teatro, y al anfiteatro que está a su lado, fueron construidos en la ciudad  desde el mismo momento de su fundación. No podía faltar, en una ciudad de la categoría de Emérita Augusta, la presencia de estos edificios, ya que la en sociedad romana existía una gran afición por este tipo de espectáculos. Además, servía como herramienta de romanización para los habitantes que ya poblaban la zona. La actual escena fue posteriormente remodelada en tiempos de Trajano, a comienzos del siglo II; entre el 330 y el 340, en tiempos de Constantino, se le añadieron elementos decorativos. Al llegar el cristianismo las actividades del teatro cesan, se rellena de tierra para permitir el cultivo. Y así permaneció hasta nuestros días, en que fue excavado, y de nuevo alberga representaciones teatrales.


Coliseo o anfiteatro Flavio:
Construido en Roma, cerca de  Foro, entre el año 70 y 80 por orden del emperador Vespasiano, de quien toma el nombre (era de la familia Flavia). El nombre de Coliseo se debe a la colosal estatua de Nerón que había en sus inmediaciones.

Se trata de un anfiteatro, el mayor del mundo, un edifico original de la arquitectura romana, llamado así porque parece resultar de la unión de dos teatros, “pegados” por la escena, resultando una especie de plaza de toros, aunque con planta elíptica. A lo largo de todo su perímetro, se emplea en la fachada, de manera repetitiva, el esquema de “arco de triunfo”: arquitrabe unido a un arco de medio punto. Este sencillo esquema se repite en los tres pisos inferiores y aportando al edificio ritmo y belleza. Las semicolumnas están usando la superposición de órdenes: abajo, el toscano; luego el jónico, y se termina con el corintio; soportan un entablamento puramente decorativo. En el cuarto piso se colocan pilastras de orden compuesto sobre una pared ciega. En la parte superior están las ménsulas que soportaban 250 mástiles para cubrir con tela de lino  (Velarium) toda la partir interior. Este enorme edificio, con capacidad para 50.000 espectadores, fue terminado por Tito, sucesor de Vespasiano, que celebró juegos que duraron 100 días. Se usaban para espectáculos cruentos: peleas de gladiadores, luchas con animales, simulación de batallas, incluso naumaquias (para lo cual se inundaba la arena). En tiempos de Domiciano dejaron de hacerse este último tipo de espectáculos, pues se construyó un entramado de habitaciones y pasillos bajo la arena, con la finalidad de albergar prisioneros, fieras, y materiales.
Salvo el exterior, construido en mármol travertino, el edificio está hecho con ladrillo y opus cementicium. Bajo las gradas hay un complicado sistema de bóvedas radiales y anulares, pasillos y escaleras que permitían que los espectadores entrasen y saliesen del graderío con rapidez, al cual se accedía por medio de vomitorios (aberturas en las gradas que servían como acceso). El graderío (cavea) estaba cubierto por escalones de mármol y dividido en 2 sectores. En el último piso se colocó un graderío de madera. Los espectadores se situaban en la cavea según su categoría social, más cerca de la arena cuanto más importantes.
El edificio se utilizó para espectáculos y juegos hasta el siglo VI. Desde entonces ha pasado por las más dispares situaciones. El edificio se conservó medianamente bien hasta el terremoto de 1349, por el que quedó derrumbado en parte, y desde entonces se usaron sus piedras y mármoles como cantera para construcciones en la propia Roma, o para fabricar cal, hasta que Benedicto XIV, en 1749, consagrara el lugar como memoria de los mártires cristianos, año en que cesó el expolio.
Este tipo de edificios es el antecedente directo de las actuales plazas de toros. De hecho, algunos de los mejor conservados aún se utilizan hoy para esta finalidad, como el de Nimes y Arlés, en Francia.
Circo Máximo:

Se trata de una obra de arte arquitectónica, concretamente un circo romano situado en la ciudad de Roma en el vallis Murcia, entre las colinas palatina y aventina. Su construcción abarca desde el s. IV a. C. hasta el s. II d. C, pues sufrió numerosas reformas a lo largo del tiempo. Desconocemos los nombres de los autores. Estaba construido con numerosos materiales: opus cementicium, opus lateritium, mármol travertino…

El edificio de 600 m de largo y 200 de ancho consta de dos partes principales: una pista o arena semicircular en uno de sus extremos (el circo propiamente dicho), muy alargado, donde se celebraban acontecimientos tales como luchas de gladiadores, luchas con animales, batallas simuladas, combates navales o naumaquias (entre las colinas donde se sitúa corría un arroyo, por lo que el terreno se podía inundar con facilidad), y sobre todo, el espectáculo “rey”: las carreras de carros tirados por caballos. La pista tenía una mediana o spina que la dividía en dos calles. Esta spina estaba decorada con estatuas y obeliscos, y unos delfines oscilantes que marcaban el número de vueltas restantes. La otra parte era el graderío que rodeaba la arena: originariamente era de madera, pero en época imperial se hizo de piedra, hormigón y ladrillo. En uno de sus extremos se situaban las carceres o lugares desde donde partían los carros al iniciar la carrera. Una de las tribunas (pulvinar o tribuna de los césares) trepaba por el monte Palatino, engarzándose con los palacios de los césares. Este graderío podía albergar a unos 300.000 espectadores (durante siglos, toda la población de Roma cabía en él) siendo por lo tanto el edificio de espectáculos más grande de mundo, incluso en la actualidad. Al igual que el Coliseo, también la cávea del circo Máximo estaba dividida en tres sectores horizontales: suma, (la más alta), media e ima (la más cercana a la arena), y también como el Coliseo, tenía superposición de órdenes al exterior de las partes construidas. La estructura aprovechaba las pendientes naturales de las laderas, pero en las partes más bajas se construyeron grandes galerías de cemento y ladrillo que sostenían gradas probablemente de mármol. Sin embargo, casi todo este conjunto se ha perdido, pues fue empleado como piedra para la construcción durante la Edad Media.
Tuvo una importante función como medio propagandístico del poder romano, que aprovechaba los espectáculos para ganarse al populacho repartiéndoles alimentos (de ahí la expresión “pan y circo” que se atribuye a los regímenes políticos que quieren distraer al pueblo de problemas más graves con diversiones y regalos). No era el único circo de Roma (estaban el del Nerón en el Vaticano,  y el Majencio), pero sí el más grande.

Fue utilizado hasta el s. VI (las últimas carreras se hicieron durante el reinado del bárbaro Totila), y después fue abandonado y saqueado. Se uso como terreno de cultivo y como cementerio judío de Roma. Sólo desde mediados del s. XX se ha empezado a limpiar y a excavar en serio. En la actualidad queda muy poco de la fábrica. Apenas si se distingue la arena y se ven las laderas sobre las que se situaban las gradas. Sin embargo, en 2006 se usó como recinto para un concierto del movimiento Live-8, y fue también donde un millón de italianos celebraron la última copa del mundo ganada por su equipo. 

Arco de Tito:
Fecha: Siglo I d.C. (año 81)
Estilo: Romano, periodo imperial
Autor: anónimo
Técnica: Adintelada / abovedada
Materia: mármol blanco

El arco de triunfo de Tito es el más antiguo de los que se conservan en Roma. Está montado sobre un alto podio o basamento, sobre el que se alza el muro, principal elemento sustentante. A él se adosan unas semicolumnas de carácter decorativo rematadas con el capitel compuesto. El vano central está formado por un arco de medio punto.
Como novedad romana, se une el sistema de arco, de fuerzas laterales, inspirado en obras etruscas, y el sistema adintelado, de fuerzas verticales, de inspiración griega. En el fondo, esto es una contradicción, pues cada uno presenta fuerzas de distinto signo. Sin embargo, el romano, con su originalidad, sabrá sacar de esta forma gran partido; basta ver cómo se aplica este esquema de arco de triunfo en la fachada del Coliseo, por ejemplo.
Se trata de un arco sencillo, sobre todo comparado con los más monumentales que se levantarán después, los de Septimio Severo y Constantino. A pesar de ello resulta de gran elegancia y notoriedad, con sus más de 15 metros de altura.
La decoración del conjunto, sobre todo la escultórica, es muy interesante. En las enjutas, espacios comprendidos entre el arco, el dintel y la columna o el muro, están esculpidas unas Victorias que llevan estandartes y se lanzan hacia la piedra clave. En el entablamento, el arquitrabe tiene tres bandas sencillas; el friso representa el desfile triunfal de las tropas romanas, y la cornisa soporta el ático. Aquí se lee y, es original, la dedicatoria del arco al Divino Tito Vespasiano Augusto que realiza el Senado y el pueblo romano. El intradós de la bóveda de cañón está adornado con casetones cuadrados
En los relieves que se encuentran en dos frisos en el interior del arco, a derecha e izquierda, se relatan dos hechos del emperador Tito. En uno de ellos se recuerda la victoria de Tito sobre los judíos, cuando aún era lugarteniente de su padre, Vespasiano. No fue fácil aquella campaña y supuso una satisfacción el triunfo sobre el nacionalismo judío, que fue aplastado definitivamente. Con ello se forzó al éxodo al pueblo judío, se destruyó Jerusalén y su Templo, cuyo botín se trasladó a Roma entre grandes festejos. En el otro relieve se narra la llegada a las puertas de Roma del emperador con los trofeos sagrados conquistados a los judíos para exhibirlos como botín. Estos relieves son un paradigma del relieve histórico romano. En la parte superior del intradós encontramos otro relieve, más pequeño, que representa una victoria llevándose el alma del emperador, razón por lo que se cree que el arco se construyó después de su muerte.

Los arcos de triunfo y las columnas monumentales son las dos construcciones más características de la arquitectura conmemorativa romana. Esta construcción responde a una tradición antigua, cuando el Senado romano los erigía para celebrar los triunfos militares y las victorias de sus generales más famosos. La mayoría eran de carácter provisional y servían para potenciar escenográficamente a su paso el desfile de las tropas victoriosas. Posteriormente tomarán un carácter conmemorativo, por lo que se construirán con intención de perdurabilidad, y por tanto con materiales nobles como el mármol o la piedra.
Aunque su cronología es discutida, parece que fue realizado hacia el 81 d.C., poco después de su muerte. El arco fue incorporado durante la Edad Media a la fortificación de la ciudad de Roma, lo que contribuyó a su conservación. En el siglo XVII se encontraba en un estado ruinoso, y tan solo se conservaba el arco central con los relieves dañados. Fue restaurado por primera vez a comienzos del siglo XIX.
Maison Carre:
 Lugar: Nimes (Francia)
Fecha: 16 a.C.
Estilo: Romano imperial
Material: Sillar isodomo de mármol

Este templo romano fue levantado el año 16 a.C. en la ciudad francesa de Nimes. Fue encargado por Agripa, mano derecha de Augusto, para proclamar las glorias de su emperador y amigo, con el que se consigue la paz romana. La obra debe enmarcarse dentro del amplio proceso de organización, romanización y realización de la infraestructura del territorio de las Galias desarrollado en el último momento de la República Romana y durante los primeros años del gobierno de Augusto.
Es un tipo perfecto de templo romano de la época imperial, con una estructura muy armoniosa. Está inspirado en el templo griego de la época clásica y helenística. La estructura es rectangular y está cubierto por un tejado a doble agua o vertiente.
Se alza sobre un gran podio o basamento y se accede al interior a través de una única escalera de 15 peldaños situada en la fachada principal. El templo es próstilo (sólo tiene una fachada), hexástilo (tiene seis columnas acanaladas en el frente), pseudoperíptero (las columnas laterales están adosadas al muro). El pórtico tiene dos columnas exentas. El orden que emplea el arquitecto es el corintio, y en su interior sólo tiene una cella o naos (lugar para venerar la estatua del dios).
El templo se cubre con el sistema clásico arquitrabado ya utilizado por los griegos. Sobre el entablamento (arquitrabe, friso y cornisa), se levanta el tejado, dejando un espacio triangular llamado frontón con un tímpano liso en su interior.
Normalmente el templo romano, como el griego del que toma algunas formas, es más bien pequeño si lo comparamos con los egipcios, ya que no era lugar de reunión de fieles como lo serán después las iglesias cristianas. En este caso encontramos un tamaño medio.
Se conserva muy bien la decoración de carácter vegetal que embellecía el edificio: hojas de acanto finamente labradas de los capiteles corintios; elementos de tipo floral que hay en el friso, en la parte inferior de la cornisa y en los casetones del pórtico. Todo un repertorio que está parejo con el que, por la misma época, se estaba realizando en el Ara Pacis de Roma. No hay relieves en el tímpano, como también ocurre con otros templos romanos, porque daban más importancia a la decoración interior que a la exterior.
En los templos romanos se prioriza la fachada delantera sobre las otras, por lo que el templo era una pieza básica del trazado urbano. Están construidos para ser vistos de frente.
Ese ha conservado en estado óptimo gracias a que en el siglo IV se utilizó como iglesia y, más tarde, pasó a ser un lugar de diversas instituciones. Actualmente se usa para exposiciones.

Templo de Vesta:
 

En realidad es un templo dedicado a Hércules Víctor Olivario, situado en el Foro Boario de Roma (una zona dedicada a la compraventa de bueyes). Sin embargo, durante mucho tiempo se creyó que estaba dedicado a la diosa Vesta, debido a su forma circular (igual que la del verdadero templo de Vesta en el Foro Romano, que tenía un hueco en el centro del tejado para dejar salir el humo del fuego sagrado). También fue asignado a Portumnus, dios romano y patrón de los puertos debido a su cercanía al puerto fluvial del Tíber. Su autor es anónimo, aunque algunos historiadores lo atribuyen a Hermodoro de Salamina, arquitecto griego que estuvo en Roma por esa época y sí consta como autor de otros edificios. Es uno de los templos más antiguos de Roma, construido hacia el año 120 a. C. El hallazgo de la base del antiguo pedestal de la estatua del templo con una inscripción permitió asignarlo a Hércules, no a Portumnus ni a Vesta. También nos informa que el mecenas fue un tal Marco Octavio Herrenus, un rico comerciante de aceite.
Es un templo tipo “tholos” de 14 metros de diámetro, rodeado por 20 columnas de mármol de orden corintio de casi 11 metros de altura que descansan sobre un estilóbato de casi 1 metro de alto con 4 escalones (lo que no es habitual en los templos romanos). Sostenían un entablamento que se ha perdido y que sería también de mármol. También se ha perdido la techumbre original, encontrándonos en la actualidad un tejado cónico que descansa directamente sobre los capiteles. El muro de la cella, de siete metros de diámetro, es circular y probablemente era isódomo y de mármol, pero en las reconstrucciones posteriores se ha utilizado la mampostería y el ladrillo. Tiene una puerta y cuatro ventanas, aunque éstas fueron realizadas posteriormente.
Panteón de Agripa:
 
esta obra arquitectónica es conocida como el Panteón de Agripa, en el Campo de Marte de  Roma, un templo de época romana construido en el s. I por el cónsul Marco Agripa (tal como dice la inscripción que vemos en el friso), yerno de Augusto, pero reconstruido por completo en el s. II en tiempos del emperador Adriano. No se conoce su autor, pero la grandiosidad de la obra nos indica que pudo ser proyectada por Apolodoro de Damasco, un importante arquitecto que trabajó para Trajano.

Se trata de un templo que combina un pórtico octástilo con tres columnas de fondo que sostiene un frontón (que se encuentra vacío, pero que posiblemente tuvo algunos adornos de bronce) con una cella de planta circular y casi 40 metros de diámetro, cubierta por una cúpula hemisférica también de 40 metros de altura, por lo que su espacio puede inscribirse una esfera perfecta de 40 m de diámetro. Los muros cilíndricos, que llegan por dentro hasta la mitad de la construcción y por fuera hasta los ¾, están revestidos de ricos mármoles de colores, formando dos pisos. En el inferior se sitúan 7 nichos, el de enfrente de la entrada algo más grande, cubiertos por frontones alternativamente triangulares y curvos. La grandiosa cúpula tiene 5 hileras de casetones cuadrados que estuvieron cubiertos por placas de bronce dorado, disminuyendo de tamaño conforme ascendemos en altura. La parte superior está descubierta, enmarcada por un enorme óculo de 9 metros de diámetro, por el que entra la luz (creando bellos efectos volumétricos) y el agua de lluvia. Por el exterior, sólo se ve la mitad superior de la cúpula, pues el resto queda dentro del muro cilíndrico que la sostiene. La cúpula está realizada con opus cementicium, y es más fina conforme va ganando altura. Además está aligerada no sólo por los casetones, sino por la propia composición del cemento, especialmente en su parte superior (un tipo de roca volcánica ligera llamada “tufo”), así como por su grosor (6 m en la base y 1,5 en el borde del óculo). En su exterior el cilindro se ve constituido por tres pisos de opus cementicium separados por hileras de ladrillos, y cada anillo está reforzado por arcos de descarga de medio punto.

En cuanto a su significado, aparte de su función propagandística para el poder imperial, se cree que este templo (que se viene usando como iglesia cristiana desde el 609, lo que explica su buen estado de conservación) estaba dedicado a los 7 dioses celestiales presididos por el Sol (representado por el óculo). Durante muchos siglos fue el espacio cubierto con cúpula más grande del mundo, y un ejemplo y un reto para los arquitectos del renacimiento. Encontramos influencias suyas en la catedral de Florencia, en el Vaticano, en la Villa Rotonda de Palladio, e incluso en el Albert Hall de Londres.
Acueducto de Segovia:

Fecha: Finales del siglo I a comienzos del II
Estilo: Romano imperial
Material: Sillares de granito; y mampostería para el canal superior
Este acueducto es el mejor conservado y el más completo de los que nos quedan en la península. Es difícil su datación. Se ha atribuido a la época de diversos emperadores (desde Trajano a Domiciano), pero no hay nada seguro. Lo que es cierto es que sería de finales del siglo I o comienzos del II. Toma el agua del río Frío, a 17 kms de la ciudad y recorre un tramo de más de 15 kms antes de llegar a ella. La parte más elevada mide 28 metros con cerca de 6 de cimientos. Esta es la parte más conocida; tiene 166 arcos de medio punto, 68 sencillos y 44 dobles superpuestos. En total mide, esta parte visible, 638 metros.
El canal por el que circula el agua va soportado por dos cuerpos de pilares cuadrados que disminuyen de grosor a medida que ascienden sobre los que se voltean los arcos de medio punto. Están realizados con sillares de granito colocados en seco, es decir a hueso, sin argamasa. El remate es un ático de mampostería (opus incertum) y en su interior está el canal, en forma de U, de 30 cms de ancho por 30 de profundo por el que circula el agua.
En la parte superior se ven dos nichos, uno a cada lado del acueducto. En uno de ellos se sabe que estaba Hércules. Actualmente en uno está la Virgen de la Fuencisla, patrona de la ciudad, y en el otro San Esteban. También había en la época romana sobre los tres arcos de mayor altura había en la época romana una cartela, hoy perdida, con letras de bronce donde constaba la fecha y el constructor.
Dentro de las numerosas obras de ingeniería que los romanos llevaron a cabo, el acueducto servía para conducir agua en forma de flujo continuo desde un manantial o río a la ciudad. Normalmente vemos nada más las arquerías, pero el acueducto suponía más cosas; a veces horadar montañas, hacer canales, sifones, etc. El acueducto arrancaba en un lugar de captación de agua. Se estudiaba bien el terreno para hacer un trazado que fuera económico y  permitiera una pendiente suave y sostenida sin alargar demasiado el recorrido de la obra. Si se podía, el canal por el que circulaba el agua transcurría sobre el suelo por canales, en general cubiertos,  que se apoyaban en las laderas de los montes. Cuando había que salvar un camino a nivel más bajo que el acueducto, se hacían sifones, para que el agua pasara por debajo del obstáculo. Si el terreno se elevaba, el canal se soterraba y se hacía una galería subterránea excavada directamente en la roca. Cuando la depresión del terreno era amplia y no era posible hacer sifones, se hacía una construcción de complicados sistemas de arquerías que sostenían el canal y lo mantenían al nivel adecuado. Este es el caso del trayecto más popular del acueducto de Segovia.

 Ha sufrido diversas restauraciones, la más notable la realizada en tiempo de los Reyes Católicos. A finales de los 90 del siglo XX ha sido de nuevo restaurado en profundidad ante el deterioro notable que presentaba la obra.
 Puente de Alcántara:

Se trata de un puente construido sobre el río tajo cerca de la localidad de Alcántara (Cáceres), a 600 metros aguas abajo del embalse del mismo nombre. Data de principios del s. II (año 104), concretamente es de época del emperador Trajano. Conocemos al autor, el arquitecto Cayo Lucio Lácer gracias a una inscripción.
Está compuesto por seis arcos que salvan una distancia de 214 m. sobre el río Tajo y que se apoyan en cinco pilares y dos estribos en sus extremos. Sus proporciones son impresionantes, de 48 m. de altura máxima en sus dos arcos centrales, que tienen 26 y 29 metros de diámetro. Las enjutas (espacio que hay entre arco y arco) están reforzadas por pilastras de sección rectangular (en el lado resguardado de la corriente) y de sección semicircular (sobre los tajamares, en el lado donde da la corriente).
La fábrica (forma de construir) del puente es magnífica, de sillares de medio metro de ancho de granito almohadillados -opus quadratum- colocados en seco a soga y tizón. En algunas ocasiones están unidos por grapas metálicas, concretamente en la zona más baja de los pilares. Los arcos tienen dos filas de dovelas, la superior más pequeña. Los pilares rectangulares miden aproximadamente 12,20 m. por 8,3 m. y tienen tajamares (estribos contra corriente) triangulares adosados  formando así una sección pentagonal. Descansan directamente sobre la roca de pizarra, que fue alisada para soportar los sillares a la perfección. Dos pequeñas molduras horizontales rodean cada pilar y los arranques de los arcos, siendo el único elemento decorativo que se observa.
Tiene en su parte superior una calzada romana, pavimentada en piedra, que tiene una anchura de 8 m. En su centro se levanta un arco de triunfo de un vano de medio punto de 14 metros de altura que ha sido modificado en diferentes ocasiones. En tiempos de Carlos I se le añadieron almenas y unas águilas bicéfalas. En él se observan dos placas de mármol, una por lado, donde aparece la inscripción con la fecha de su construcción y la dedicación al emperador Trajano (lado sur). La otra placa, en el lado norte, posiblemente mencionaba a los municipios que contribuyeron a su construcción. Actualmente esta placa ha desaparecido, y en su lugar aparecen otras inscripciones que hacen referencia a actuaciones posteriores, pues el puente sufrió diversos daños a lo largo de su historia y ha sido restaurado en varias ocasiones. Distintas guerras han hecho que por lo menos los dos últimos arcos del lado sur tuvieran que reconstruirse. La última restauración es de 1969, y se hizo con ocasión de la construcción de la presa de Alcántara. El cauce del río hubo de secarse y se descubrió que uno los pilares estaba deslizándose, procediéndose a su reparación. En su lado sur, aislado de la construcción del puente, aparece un templete in antis de una sola cella de apenas 3 m de ancho, en cuyo dintel se aprecia una inscripción con el nombre del arquitecto -Cayo Julio Lacer- y entre otras cosas se lee "que El ilustre Lácer, con divino arte, hizo el puente para que durase por los siglos en la perpetuidad del mundo”.
Esta magnífica obra de ingeniería no sólo tenía la evidente función de facilitar las comunicaciones, sino también servir de propaganda al emperador Trajano, y de ahí la importancia que tiene la construcción del arco de triunfo en mitad del puente. En cuanto a su construcción, Vitruvio cuenta que cuando construían los pilones  o machones de carga de un puente lo hacían creando en el río compartimentos estancos de donde extraían el agua. Estos compartimentos se formaban con estructuras cilíndricas de troncos que se clavaban firmemente en el lecho del río y se impermeabilizaban con alquitrán.










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